Lo tétrico por el ojo entra: la fotografía mórbida de Giorgia Napoletano
- Isis Ordónez
- 26 oct 2015
- 3 Min. de lectura

Ya lo decía el escritor estadounidense H.P. Lovecraft: “La más vieja y fuerte emoción de la humanidad es el miedo, y el más viejo y fuerte de los miedos es el miedo a lo desconocido.”
Es que esa sensación de pavor, de tensión y de sentirse en peligro se ha tornado sublime desde que se ha usado el horror para enfatizar aspectos culturales de distintas sociedades a lo largo de la historia y para sustentar parte de las creencias y normas de las mismas.
Son esos mismos miedos los que se han transformado de acuerdo al contexto y el arte ha echado mano para que seamos testigos de ello, entre esas expresiones de arte está la fotografía pues, como dicen muchos, es hacer arte con la luz, y aunque se puede creer que sólo consiste en la captura de momentos fugaces que se desean conservar para la posteridad, es el fotógrafo el que decide qué momento atrapar y cómo hacerlo.

Sobre la fotografía de horror el asunto se vuelve más curioso, no sólo por el hecho de la intención, la cual no es meramente asustar al observador sino contar una historia con la composición adecuada para que, con el simple hecho de mirar, vuelquen un sinfín de emociones que van desde la sorpresa hasta la incomodidad por no dejar de contemplar lo que se ve.
Se puede tomar como referente la moda de fotografías mortuorias que se asentó desde mediados del siglo XIX hasta principios del siglo XX, un oficio que logró retratar la realidad de la muerte sobre las personas pero que buscaba mantener la vida en quienes ya no la tenían. Con ropa formal y rodeados de familiares o en poses cotidianas este tipo de imagen romántica consiguió que el culto para con los muertos y la relación con las ideologías que le precedían se reforzarán aún más el folclore de las personas; a esto le siguió la fotografía espiritista, una farsa bien elaborada (en técnica) que explotaba el dolor de las personas por no contar con un ser querido y con la creencia de una vida después de morir.
El tema de esta nota va un poco de la mano con dichos estilos de fotografía, en el sentido de morbo y la apreciación que tiene lo desconocido en nuestras vidas, la muerte entre ello, y una fotógrafa ha logrado una notable comunión entre el horror, lo misterioso y lo bello: Giorgia Napoletano.

Nacida en 1991 en Italia esta prodigio de apenas 24 años juega con sombras y nos brinda obras en blancos y negros que desbordan horror y misterio pero también una seducción inquietante; la edición en sus trabajos es excelente y se ha desarrollado de forma autodidacta junto con cursos con otros fotógrafos como Paola Mongelli e ilustradores como Mauro Evangelista.
Sus ejercicios aluden a la dualidad de la muerte y la vida, así como a lo tétrico que acecha en los recovecos de la mente; actualmente ha incursionado en la ilustración de libros para niños y adolescentes así como en el desarrollo de storyboards y diseño.
En su caso decir que una imagen vale más que mil palabras queda como anillo al dedo y desmenuzar su arte con descripciones no le haría la justicia que merece, es por ello que te invitamos a conocer su trabajo, a fascinarte con él y a evocar ese miedo que tanto nos atrae y maravilla.
Colaboración Contratiempo MX y DJóvenes.
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