Esta no soy yo
- contratiempomx
- 7 nov 2014
- 3 Min. de lectura
Por García Hinojosa Noé Alejandro

Esta no es mi vida, ni siquiera se le parece. Yo no soy aquella mujer que hojea revistas sentada en el bote de basura más grande del mundo, cansada por trabajar días enteros recogiendo todo tipo de desecho para tener una mísera paga y un poco de comida. Mis zapatos no están rotos, mi ropa no está sucia, no vivo en un país de pobres, ni me encuentro sola, ¿por qué habría de estarlo si soy hermosa?
La otra noche, aquel chico de cuerpo ancho, ojos color miel y barba corta que tanto me gusta, se arrodilló ante a mí; con su voz grave me pidió que fuera su esposa, que formara una familia con él; a cambio prometió que nunca me faltaría nada, que tendría un hogar, comida, alegría, y todo lo que yo quisiera; sobre todas las cosas: su amor.
No le respondí de inmediato, mi madre siempre me decía que una mujer debía darse a desear, a los hombres debía costarles trabajo conquistarnos, que debíamos hacerles saber que nuestra vida no gira en torno al intento de conseguir un marido. No es que nos hagan un favor ¿cierto?... Quizá sí, pero ellos no tienen porque saberlo.
Disimulé que pensaba mi respuesta, aunque en realidad sólo observaba cómo su cara se tornaba confusa y temerosa, y cómo el pie sobre el que recargaba todo su peso comenzaba a temblar, aunque no tanto como sus manos, todo él era un manojo de nervios que esperaba un simple “acepto” como respuesta.
Fue entonces cuando mostró su “as bajo la manga”, sacó de su bolsillo una pequeña cajita de terciopelo rojo, la abrió con delicadeza para mostrar aquel hermoso anillo plateado, adornado con un pequeño diamante, con el que me sacó un profundo suspiro; desarmó por completo toda intención de indiferencia; simplemente grité, lo abracé y dije que sí, que me haría muy feliz ser su esposa.
¿Que cómo fue la boda? Bueno, faltan palabras para describirla, simplemente fue maravillosa. Yo era perfecta, con aquel vestido blanco que se amoldaba perfectamente a mi piel, aquel collar plateado que colgaba de mi cuello y el lindo tocado que sujetaba mi cabello. Sin embargo, mi mejor complemento era él, aquel chico de cuerpo ancho, de traje impecable y sonrisa imborrable que me acompañaba en ese momento, quien se quedaría conmigo el resto de mi vida.
A la fiesta asistieron los hombres más importantes del lugar con sus finos trajes. Iban acompañados de sus bellas esposas que llevaban vestidos de todos los colores, así como sombreros y joyas finas que hacían juego con su vestimenta. Todos se acercaban a nosotros, nos daban un apretón de manos, nos abrazaban y nos besaban ambas mejillas deseándonos la mejor de las vidas.
Estaba agradecida por todos sus deseos, pero estos eran innecesarios, ¿Qué más podía pedir en ese momento? ¿Qué podía faltarme? Al fin y al cabo, yo no soy esa mujer del vertedero que se sienta a ver revistas en un costal de basura. No soy esa mujer que no tiene donde vivir, ni tiene para comer. Esa mujer cuya única esperanza de vivir algo que vaya más allá de recolectar basura todos los días, se encuentra en las páginas una revista con la que fantasea.
No, definitivamente no soy esa mujer, por eso no puedo desear nada más, mi vida es perfecta, tal como la de las personas que aparecen en las novelas de amor o como las que salen en las fotos de revistas de la alta sociedad.
En este momento soy como todas esas personas, nada puede acabar con mi felicidad, nada, salvo una cosa insignificante…una gota de agua que me avisa que la lluvia se acerca. ¡Mi vestido se arruinará! ¡El traje del muchacho de cuerpo ancho se ensuciará! ¡Los vestidos multicolores se destruirán! ¡No lo puedo permitir!
De nuevo soy yo, la mujer del vertedero sentada en un costal, sigo siendo hermosa, pero mi vestido blanco es ahora negro, manchado de lodo como la suela de mis botas rotas, mi hermoso tocado es ahora una gorra que cubre casi toda mi cabeza y los invitados se convierten en ratas que roen la basura que encuentran, todos corren a esconderse de la lluvia que anuncia feroz su llegada.
Foto de Micah Albert
Nairobi, Kenia
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