El recuerdo
- Luz Ciérnaga
- 27 ago 2017
- 1 Min. de lectura

Y de pronto, así, sin más, llegan a mi mente recuerdos abruptos e intempestivos, cierro los ojos y puedo observar, puedo oler, puedo sentir, y a veces, hasta puedo tocar.
Estás ahí, estoy ahí, estamos despreocupados, sabemos que tenemos que encontrar respuestas pero no nos interesa buscarlas; nuestro interés se reduce a seguir abrazándonos, a planear nuestros próximos días, nuestras próximas comidas, nuestros futuros viajes.
El atardecer llega anunciándose con un breve hilo de luz pelirroja que entra y se refleja en los recovecos de tu sonrisa, de esa sonrisa tuya que se extiende y deja entrever tus grandes dientes, aquellos que dejan huella en mi piel cual territorio colonizado por tu existencia.
Abro los ojos, la fantasía se desploma en mi vientre, me percato de la realidad: no estás.
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