La revolución del zapatismo y el asalto a la escena electoral de 2018
- Dr. Fabián Bonilla López
- 18 nov 2016
- 8 Min. de lectura
El sujeto colectivo denominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) hace temblar el templete aún no acabado, pero que desde ya empieza a erigirse, en torno al proceso electoral del 2018. El comunicado a dos manos del Congreso Nacional Indígena (CNI) y del EZLN, titulado “Que retiemble en sus centros la tierra” generó un debate, con distintos grados de matices, pero también discursos de rispidez y desagravio por los que se suponen abanderan definiciones democráticas, cientificistas y/o progresistas. En este artículo presento algunas consideraciones para agudizar el diálogo a partir del comunicado y las respuestas que se han suscitado en clave decolonial.

Del 9 al 14 de octubre de 2016 se realizó el Quinto Congreso Nacional Indígena en el CIDECI-UNITIERRA de Chiapas, donde el EZ fungió como anfitrión. Durante aquellos días integrantes de las diversas naciones originarias del país, pero también de otras latitudes del mundo. En un comunicado, firmado por el CNI se hace un resumen de lo que se trabajó en este Congreso y la propuesta de consulta de cara al próximo proceso electoral de 2018.
En el referido comunicado dan “cuenta de la agudización del despojo y la represión que no han parado en 524 años en que los poderosos iniciaron una guerra que tiene como fin exterminar a los que de la tierra somos y que como sus hijos no hemos permitido su destrucción y muerte para beneficiar a la ambición capitalista que no conoce fin, más que la destrucción misma”(ezln.org.mx 14/10/2016).
Y que en México tiene un capítulo a partir de lo que se conoce como las Reformas estructurales, donde esta agudización es evidente en todas las geografías posibles. Sin embargo, lo que está levantado ámpula es lo que cierra el comunicado, después de enlistar los casos de despojo y de represión: “(…) este Quinto Congreso Nacional Indígena determinó iniciar una consulta en cada uno de nuestros pueblos para desmontar desde abajo el poder que arriba nos imponen y que nos ofrece un panorama de muerte, violencia, despojo y destrucción”(ezln.org.mx 14/10/2016). ¿Pero de qué va esta consulta?
Ni más ni menos que para elegir una candidata independiente. Así lo expresaron en sus propias palabras: “para nombrar un concejo indígena de gobierno cuya palabra sea materializada por una mujer indígena, delegada del CNI como candidata independiente que contienda a nombre del Congreso Nacional Indígena y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el proceso electoral del año 2018 para la presidencia de este país”.
Y aunque sigue siendo una propuesta que necesita ser organizada bajo la forma de consulta, esta determinación ya está levantando ámpula, sobre todo en los sectores de una “izquierda”, que cada vez más es difícil de definir aquello que podría ser definido como la izquierda. Para muestra un botón y veamos analicemos un poco los comentarios de un intelectual cercano al lopezobradorismo, como John Ackerman (tomado de su muro en Facebook).
Ackerman señala que -la posible candidatura que aún está consultada- no es sino una estrategia de “la coalición anti-André Manuel López Obrador hacia el 2018”. Es decir, él ya lo pone en las coordenadas básicas del campo de batalla electoral para, desde ya, descalificar lo que apenas se avizora.
En este sentido, toda candidatura fuera de los dominios del señor López Obrador es un atentado a lo que él llama el debilitamiento de la “candidatura histórica del tabasqueño”. Recurriendo una vez más a ese imaginario de la división, lo que el régimen salinista llamó “balcanización” y, que hoy es sinónimo de separatismo; lo que para Ackerman es la estrategia de la “división de la izquierda”, por tanto, no sólo un error sino una traición, a los hermanos y hermanas de Morena, apelando de manera mimética a la retórica estatal paternalista para referir al otro, como “hermanos y hermanas indígenas” (sólo falto que los llamara: “nuestro hermanos”…).
Y que la posible candidatura sólo contribuirá a que llegué al poder Margarita Zavala; no otro candidato ni otro color partidista sino ella en particular. Habría que preguntar si tiene una información que vinculara al CNI y al EZ con el calderonismo o acaso sólo es una intuición o una corazonada de un hombre patriarcal de “izquierda”, una libre asociación sólo nacida por la coincidencia de género.
Pero lo que si podemos decir es que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) hasta ahora sólo ha sido un personaje mimético al poder. “Líder responsable” que no se atrevió a arriesgar la vida de muchos y de muchas dada dado el fraude electoral de 2006, quizás porque sabía que antes que la vida de los demás sería la suya la primera en ser eliminada en una revuelta. “Líder responsable” que decidió levantar su plantón indefinido que iba de Reforma hasta el Zócalo ante el desfile militar del 16 se septiembre de ese año, para evitar la confrontación.
La respuesta final estaba en manos de AMLO; él podía tocar retirada, lo cual significaba contribuir a la continuidad de un gobierno panista con todas sus consecuencias o abonar el camino de una vez por todas. Ante la última prueba que le impusieron las fuerzas armadas, López Obrador opta por dar una resolución pragmática, lo cual significa declive u obviamente no alcanzar en realidad su objeto deseado. Su detracción significa pasar de ser el héroe que llegaría a dar justicia a los pobres, a convertirse en un simple operador que debe de simular simbólicamente ante sus seguidores y coronarse presidente legítimo, con el objeto de contener el enojo masivo (Gaytán, 2013, p.102).
Confrontación que si enfrentaron (con la violencia brutal, las violaciones, la muerte y la desaparición) movimientos sociales cercanos al EZLN en Atenco y Oaxaca. Por eso si alguien se ha acomodado al poder es la llamada “izquierda electoral” (que cuenta con voceros como Ackerman) y el señor Andrés Manuel López Obrador.

Ahora quiero resaltar el tema de la construcción de la alteridad. Se ha dicho que como parte de las críticas a la propuesta de llevar a consulta una posible candidatura independiente; “la sola posibilidad”, dice el Sup Galeano en otro comunicado (ezln.org.mx 20/10/2016) es una contradicción porque el EZLN es anticapitalista (así como antes los integrantes de las naciones originarias fueron colocados en los vastos territorios de la exclusión, pero también colocados en las tierras mágicas del misticismos y, ahora en el limbo de lo anticapitalista). Sólo hay que hacer un ejercicio de memoria casi inmediata y recordar que hace poco hubo una campaña “anticapitalista” para la Constituyente de la Ciudad de México y, al menos públicamente, no hubo estas descalificaciones.
Lo que supondría que tanto los del CNI y los del EZ estarían en una pista ajena a la de la arena política electorera. Lo que expresaría una suerte de contradicción. Pero esto cabe sólo en quien supone una identidad anclada en la inmovilidad, en la “tradición” y, también en quien piensa que la realidad es así de simple, partiendo la sociedad en términos dicotómicos, eso ya lo sabemos desde la experiencia de las empresas de misión civilizatoria que generaron la bifurcación entre sociedades modernas y tradicionales, entre sujetos civilizados y bárbaros. Y hay que recordar que estas distinciones y procesos de creación de identidad fueron y son un invento del poder con origen colonial.
Octavio Rodríguez Araujo, hace unos días escribió al respecto: “Como los organizadores de esta ‘otra campaña bis’ (es decir EZ y CNI) saben que no pueden ganar, entre otras razones porque los indígenas son minoría en el país” (La Jornada, 20/10/2016). Significando que aún continúan las dicotomías modernas, que no es sino una lógica binaria que jerarquiza las dinámicas sociales, configurando las relaciones asimétricas de poder de matriz colonial.
Ahora diferenciando lo anticapitalista y lo pos-ilustrado, en términos de democracia electoral, sacando a relucir estrategias para aminorar al otro, para convertirlo en “minoría”; lo cual tiene una estrecha relación con la noción de “minoría de edad” y todas aquellas expresiones discriminatorias que hacen del otro, un sujeto imposible para la construcción de su propia autonomía. Lo que hace que la lucha zapatista se piense como ajena, en términos de una alteridad no sólo diferenciada sino, sobre todo, doblegada pero también histérica. Dice Rodríguez Araujo, hablando de las diferencias:
Vale decir que, a diferencia de la primera edición de la otra campaña en 2006, la que se propone ahora no va explícitamente contra López Obrador para favorecer al PAN. En esta ocasión más bien aspira a detener u obligar a rectificar casi 30 agravios que han sufrido o están sufriendo los pueblos originarios de México. Algunos de los agravios que citan son ciertos y otros exagerados por sus afanes de ir contra el desarrollo del país que, en su visión anarco-ilichiana del desarrollo/antidesarrollo, debería dejar de crecer y de mantener la industrialización que sólo benefician a unos cuantos (La Jornada, 20/10/2016).

Ante los cual es válido preguntarse: ¿en épocas de extractivismo radical y de implementación de megaproyectos, Rodríguez Araujo podría dar cuenta de un “desarrollo” industrial beneficiario de las mayorías y que no perjudique a las comunidades enteras con los procesos de contaminación y de gentrificación que lo acompañan?
Así se genera una experiencia donde el otro es puesto como atrapados en una dimensión de lo que no tocaría el sistema de partidos políticos y a los procesos electorales. Sobre todo cuando el zapatismo no se ha cerrado, construyendo vínculos o alianzas exclusivamente con las naciones originarias, sino con eso que ubican en la geopolítica del “México de abajo”, es decir, la construcción de un nosotrxs inclusivo. Sirva lo siguiente de ejemplo de lo anterior. A la experiencia neozapatista, Walter Mignolo, la ha llamado: “La revolución teórica/decolonial del zapatismo”. Aquí resalto un punto: la emergencia de un saber subalterno.
La posibilidad que tienen las lenguas originarias de construir una experiencia radicalmente diferente en cuanto la relación con los demás. Como sabemos en la relación dialógica entre un “yo” y un “tú”, el otro se piensa como la no-persona, como el tema. Y esto ha sido la historia de la experiencia colonial: el poder ha construido distintos mecanismos donde el diálogo entre conquistadores, entre colonizadores, entre salvadores del alma, entre criollos, entres mestizos, entre demócratas progresistas ha excluido al otro.
“… en tojolabal los actos de enunciación no sólo involucran la copresencia del Yo y del Tú, sino la presencia de la ‘ausencia’ de la tercera persona, ‘ella’ ‘él’, ‘ellos/as’. Una simple frase en español, o inglés que posea sujeto, verbo y objeto se traduce al tojolabal utilizando dos sujetos con dos verbos distintos. Una idea que en español se expresaría como ‘Les dije (a ustedes o a ellos)’ en tojolabal se estructuraría más o menos como ‘(lo) dije, ustedes/ellos (lo) escucharon’” (Mignolo, 2016, p. 260).
El hablar está íntimamente vinculado con a la escucha, es decir, no se puede hablar sin escuchar. Sin embargo, las diferentes expresiones del poder tanto colonial como estatal, han asumido la función de tutelaje hacia las naciones originarias. En estos espacios del poder se han concebido los discursos en cuyo centro estuvo el “hablar a nombre de” y el “hacer hablar” a los indígenas, a través de un ejercicio de ventriloquía política, de representación lo cual ha impedido que las demandas y exigencias de los integrantes de las naciones originarias sean expuestas directamente por sus propios cuerpos y su propia voz. Por eso las pocas veces que se hado esto resulta particularmente crucial así lo resalta Elena Poniatowska, quien más de una vez ha fijado su posición a favor de AMLO:
La palabra de la subcomandanta Esther fue muy clara: "No venimos a humillar a nadie, no venimos a vencer a nadie, no venimos a suplantar a nadie". Al contrario, pidió "respeto para todos". La comandanta Ramona, quien murió de cáncer de riñón, solicitó que camináramos con ella. Todavía la recuerdo bordando flores de respeto mutuo en blusas y pañuelos. Ojalá y ahora nos borde los sesos la nueva y bienvenida candidata zapatista (La Jornada 2/ 11/ 2016)
Es claro que la “izquierda intelectual” no ha aprendido nada de lo que el EZLN ha enseñado. Una “izquierda” tan cómoda con el poder que no quiere dejar de ocupar ese espacio de privilegio. Mucho menos logró entender el sentido del comunicado inicial de este debate, por tal motivo en otra comunicación firmada por el Sup Galeano aparece la siguiente recomendación: “Oiga, un consejo (con “s”) en buen plan: no le caería mal un curso de comprensión de lectura, oiga. Y ya entrados en letras, oiga, uno de redacción…” (ezln.org.mx 20/10/2016).
El autor es de origen Ñuu Savi y académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM. Licenciado en Ciencias de la Comunicación con la opción terminal de Comunicación Política por la FCPyS; Maestro en Comunicación y Política; y Doctor en Ciencias Sociales con especialidad en Comunicación y Política por la UAM Xochimilco (tolevi@hotmail.com).
Bibliografía:
Gaytán, Pablo (2013) Guerra mediática prolongada. Emocracia, violencia de estado y contrainformación, México, Universidad Autónoma Metropolitana.
Mignolo, Walter (2016) Hacer, pensar y vivir la decolonialidad, México, Edicitorial Borde Sur, Ediciones Navarra.
Hemerografía:
Rodríguez Araujo, Octavio (2016) “La otra campaña bis”, La jornada, 20 de octubre.
Poniatowska, Elena (2016) “La postulación de una mujer indígena a la Presidencia de México”, La Jornada, 2 de noviembre.
Referencias electrónicas:
ezln.org.mx
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