"La literatura es la memoria de las emociones dolorosas de los hombres"
- Erick Rodríguez, Deyanira Morales y Guadalupe Nute
- 31 may 2016
- 4 Min. de lectura

San Huberto de Lieja, patrono de los cazadores, es un santo de la época medieval con quien el maestro Batis se asocia y no sólo por compartir nombre, sino por la tarea misma de cazar, de estar siempre atento a las nuevas plumas. Ernst Jünger decía que el maestro es como el cazador y el maestro Huberto Batis dedicó 50 años de su vida a la docencia, a formar infinidad de generaciones y a publicar jóvenes talentos que gozaron de absoluta libertad en diversos medios.
Contratiempo MX, para el resurgimiento de su sección de literatura, realizó una corta entrevista a Huberto Batis para celebrar la libertad y la entereza con que dirigió diferentes revistas y suplementos, libertad y fuerza a las que apela la sección y compromiso que adquiere con la literatura y la difusión de plumas emergentes, para dar un espacio a otras voces y otras realidades.
Ensayista, profesor, crítico literario, fotógrafo, pero sobre todo editor, el maestro Batis deja un gran legado y múltiples enseñanzas. Entre sus títulos destacan: Lo que Cuadernos del viento nos dejó, Estética de lo obsceno y otras exploraciones pornotópicas, Estudio preliminar de los índices del renacimiento; semanario literario mexicano (1869), Análisis, interpretación y crítica de la literatura, entre muchos otros.
Batis, en su natal Guadalajara, estudió en el instituto de ciencias de los jesuitas. Aunque, lo que más le gusta es la arquitectura. Confesó que de no haberse dedicado a la literatura, hubiera sido arquitecto. "La gozo mucho como una de las artes", menciona. Con una voz cansada, el maestro Batis respondió algunas preguntas en torno a sus impresiones sobre los cambios en el mundo literario desde el inicio de su trayectoria y hasta nuestros días
¿Qué está leyendo ahora?
Estoy leyendo una novela de un japonés que se llama, ¡híjole!, deja me acuerdo, por aquí tengo el libro.Estoy leyendo una novela muy divertida. Se llama Haruki Murakami el autor, con H: Haruki Murakami y la novela se llama Tokio blues.
¿Qué es para usted la literatura?
La literatura es la memoria de las emociones, sobre todo dolorosas, de los hombres...y de las mujeres, por supuesto
¿Qué es lo más significativo que le ha dejado la literatura?
Lo mejor que me ha dado es autoconocimiento, porque cada vez me entiendo mejor y siento mejor la vida. Ahora que estoy enfermo, hace ocho meses, en un cuarto, casi inmóvil, me sirve mucho para poder vivir, para poder vivir gozosamente. Aunque, como te digo, la literatura es la memoria de las emociones dolorosas de los hombres.

¿Los escritores se hacen en la academia o en la calle?
Se hacen en la calle, publicando, viendo la respuesta de lo que escriben, retroalimentándose de sus lectores,ya sean privados o ya sean críticos.
¿Lee a alguno de sus ex-alumnos o a alguno de los colaboradores con los que trabajó?
Sí, los leo. Guillermo Vega es un ensayista notable y a quien más leo es a Guillermo Fadanelli, es un narrador increíble, él es ingeniero.
¿Cree que algún género ha perdido vigencia en los últimos años?
Pues lo que yo siento que falta es grandeza. En la poesía mexicana, por ejemplo, ya era hora de que hubiera nacido un Octavio Paz. Los poetas actuales son de 40 o 50 años y Octavio Paz se distinguió desde los 20.
¿Han desaparecido las fronteras entre los géneros y a qué cree que se deba?
Pues se están, ¿cómo se dice?, traslapando unos con otros.
Y se debe a la falta de rigor, de sostenerse. Por ejemplo, en poesía, como la forma es libre, cada vez es más extensa. Luego encuentro novelas que casi están escritas en verso , con música, con casi metro. Lo mismo obras de teatro.
Sobre la crítica: ¿cree qué es un campo vacío en México?
¡No!, creo que hay mucho espacio para los críticos en las revistas, mucho mayor que antes. Antes había uno o dos, luego empezaron a surgir más y ahora se pueden leer 10 críticas en un sólo número de una revista.
¿Es más aceptada que antes?
¡Sí!, le hacen más caso, tiene más prestigio y hay lectores que se atreven a escribir sus opiniones.
De acuerdo a su experiencia ¿Cuál es la responsabilidad del director de una revista literaria?
Respetar absolutamente el estilo, la forma y la materia de sus colaboradores, no darles línea, no rechazar nada, así te cueste la vida de la revista, así te cueste que te corran de un periódico, de una universidad, de una parte, pero creo que la libertad y el respeto a los escritores es fundamental.
¿Cree que haya más oportunidades para publicar que antes o, por el contrario, los espacios siguen tomados por la élite intelectual?
No, yo creo que tienen más espacio y que cada vez hay más editoriales privadas, editoriales pequeñas. La difusión es la que falla y las librerías son culpables, porque yo, por ejemplo, publico mis libros en una pequeña editorial que se llama Ariadna y nadie los ha visto. Llevamos 20 ejemplares a editoriales, a la librería Gandhi y en una semana en la mesa nodal, de los 20 se vendieron 17 y entonces fuimos a la Sor Juana y preguntamos si llevábamos los 17, y nos dijeron: no, llévenselos, no se vendieron. ¡Fíjate, qué horror! y habría sido un éxito. Y yo ya no he podido decirle a mis alumnos ni en que librería podrían encontrar mis libros.
La librería del Sótano suele conservar ejemplares, pero no los saben dotar en una abundancia casi infinita, de tal manera que pueden estar sus libros ahí desbalagados y ni siquiera juntos los de un autor y ni siquiera por géneros, sino como van llegando.
De acuerdo a su experiencia ¿Qué recomendación haría a los medios interesados en la literatura?
Lo mismo: libertad absoluta y un llamado a todo aquél que se atreva a escribir, porque se necesita atreverse a escribir. Es muy difícil ponerse a escribir, aunque se tengan los deseos, el miedo a la opinión y el miedo a hacer el ridículo son muy grandes.

* Fotografías cortesía de Catalina Miranda.
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