DFB, al borde del colapso
- Alejandro González Mondragón Twitter: @ale_zld
- 18 nov 2015
- 4 Min. de lectura
Continúan los fraudes, evasiones y malos manejos económicos por parte de FIFA.
Federación Alemana de Fútbol, en el ojo del huracán.
Franz Beckenbauer, héroe nacional inmerso en otro caso ligado a sobornos.

Un nuevo escándalo sumerge aún más la credibilidad de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA). Sin embargo, en esta ocasión se ha visto inmerso un agente totalmente nuevo en aspectos relacionados a corrupción y fraude: la Federación Alemana de Fútbol (DFB, por sus siglas en alemán).

Y es que el semanario Der Spiegel -oriundo de ese país- ha divulgado información que afirma la creación por parte de la Federación Alemana, en el año 2005, de un fondo secreto con el cuál se pagó a varios miembros del organismo rector del fútbol para tratar de asegurar la realización del Mundial a celebrarse un año después. Según la publicación, la marca deportiva Adidas –principal patrocinador de la selección teutona- brindó el monto total que se le entregó a la organización todavía dirigida por el suizo Joseph Blatter.
Gracias a documentos que posee la revista, se pudo conocer que la cifra de este fondo fue de 10,300 francos suizos –unos 10 millones 800 mil dólares, o poco más de seis millones de euros actuales-, proporcionados por Robert Louis-Dreyfus, antiguo CEO de la empresa de origen alemán.
Algunos implicados en el amaño, menciona el artículo, son el exjugador y exdirector técnico de Die Nationalmanschaft, Franz Beckenbauer –que fungió como responsable del comité organizador de ese Mundial-, así como el antepenúltimo y el último presidente de la DFB –pues gracias a las acusaciones, dimitió de su cargo hace unos días-, Theo Zwanziger y Wolfgang Niersbach, respectivamente. Todos ellos tuvieron conocimiento, de alguna u otra forma, de ese dinero. No obstante, el monto antes mencionado nunca apareció ni en las cuentas oficiales del comité encargado de la candidatura, ni en las de los organizadores directos del evento cuando se supo, en julio del 2000, que Alemania sería nuevamente sede de la competición más importante del fútbol.

La historia que maneja Der Spiegel argumenta lo siguiente: Dreyfus –fallecido en 2009- le hizo un préstamo de seis millones 700 mil euros a la Federación Alemana con el pretexto de que ésta necesitaba esa cantidad para liquidar cuestiones básicas de infraestructura y promoción del país como sede. Una vez realizadas estas acciones, la DFB debía de pagarle a FIFA ese dinero para que la organización pudiera costear un evento que se celebraría en el estadio Olímpico de Berlín. Al final, dicho evento terminó por cancelarse y el capital fue enviado a una cuenta en Zurich, propiedad de Dreyfus. La deuda, se supone, habría quedado cubierta, ya que Alemania pagó el evento que le correspondía a Adidas cubrir. Esa es la versión oficial. No obstante, el dinero nunca fue transferido a Suiza; éste se quedó en la cuenta bancaria de FIFA para posteriormente pasar a los bolsillos de algunos votantes para la elección del país organizador.
Además de los dirigentes alemanes ya mencionados, los supuestos miembros del comité FIFA que fueron sobornados son el qatarí Mohammed Bin Hamman, el surcoreano Chung Jong Moon, el saudí Abdulla Khalid Al Da y el tailandés Worawi Makudi, todos ellos oriundos de países asiáticos.
Curiosamente, dichos representantes, que votaron en conjunto con sus iguales europeos, cambiaron su voto en la última oportunidad que tenían, para brindárselo a Alemania, ganadora del conteo final superando a la favorita Sudáfrica –sede del Mundial en 2010- por 12 votos contra 11. Hace apenas unos días, la DFB respondió a las críticas en torno a este fraude argumentando que sí hubo un pago de seis millones 700 mil euros por parte de los organizadores del Mundial 2006 para la FIFA, y que tal vez ese dinero no fue utilizado correctamente por el máximo órgano del fútbol. Empero, el mensaje niega rotundamente la compra de votos para asegurar la victoria en las elecciones.
Por su parte, Niersbach comenta que no sabía de esos pagos hasta el año pasado, cuando se inició en el seno de la DFB una investigación interna que develó esos malos manejos. Con el director de Adidas fallecido, y dos exdirigentes alemanes fuera de los cargos que anteriormente presidían, la búsqueda de aclaraciones se centra en el excapitán de la Selección Alemana, Franz "El Káiser" Beckenbauer.

Futbolísticamente hablando, aquel Mundial fue, según los seguidores alemanes, un fracaso para su Selección. Después de haber sido completo dominador del grupo A –completado por Costa Rica, Polonia y Ecuador-, y de superar a la Suecia de Ljungberg, Larsson y un joven Ibrahimovic, el cuadro teutón casi cae a manos de la Selección Argentina en los cuartos de final; sin embargo, Jens Lehmann, portero defensor del arco bávaro en ese encuentro, protagonizó uno de los momentos más extraños en la historia de los torneos internaciones al utilizar un “papelito” durante la tanda de penales en donde estaba escrito el lado preferido de tiro de los jugadores albicelestes. Lehmann atajó dos penales y Alemania ganó esa serie cuatro goles a dos.
Para la ronda de semifinales, contra Italia, la suerte no estaría del lado de los dirigidos por Jürgen Klinsmann. En un juego intenso que se recuerda por la dureza y pasión puesta en el campo por las dos Selecciones, La escuadra también conocida como Die Adler vio como sus esperanzas de repetir lo conseguido en su anterior experiencia como país sede se venían abajo en menos de cinco minutos, gracias a que Fabio Grosso y Alessandro del Piero marcaron en los últimos respiros del partido, que estaba por definirse desde los once pasos.
El tercer lugar conseguido ante una Portugal plagada de veteranos significó poco para los hinchas alemanes. Si las investigaciones que van a continuar en los próximos días revelan información verídica con relación a la compra de la organización del Mundial 2006, el pueblo germánico tendrá otra razón para olvidar, si se puede, el evento en donde figuraban como amplios favoritos.
Imágenes de:
Reuters.
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