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Baudelaire y lo hermoso en la podredumbre.

  • Isis Ordónez
  • 26 oct 2015
  • 2 Min. de lectura

La poesía suele llevarnos a la evocación de sentimientos sublimes como el amor, la melancolía y la alegría, pero también es un recurso de quienes desean expresar su desesperanza y su tristeza; su frustración y sus demonios. Dentro de estos últimos se encuentra Charles Baudelaire, uno de los poetas malditos.


Nacido en 1821 en la ciudad de París este poeta francés ejemplifica, tanto en su obra como en su vida, la soledad de quienes no se hallan a sí mismos dentro de un mundo que no comprenden y en el cual no son comprendidos. Su carrera se vio llena de desgracias y de penas, las cuales atinó a dejar en versos y prosas fuertemente influenciadas por el romanticismo de principios del siglo XIX.


Durante su vida Baudelaire vivió lo que en su experiencia fue una traición por parte de su madre y en cuanto pudo despilfarró el dinero que tenia y se sumergió en un mundo de degradación que, a su vez, le fascinaba. No obstante fue tras estar en una relación sentimental tormentosa con Jeanne Duval que Baudelaire se sumerge en las drogas y en placeres fortuitos que dan pie a una de sus obras más reconocidas y hermosas: “Las Flores del Mal”. (1857)



Lleno de sexo y muerte, Baudelaire le escribe al lesbianismo, a los amores profanos, a la corrupción de la ciudad y a la inocencia pérdida entre otros temas. Con esto deseo resaltar el poema: “La metamorfosis del vampiro”.



Un ejercicio romántico que bien puede hablar sobre los placeres fortuitos para desahogar las penas, la narrativa del propio poema es compleja, agresiva y sugestiva; pone a la figura de la mujer como un ente que se ofrece voluble al hombre pero que resulta ser una criatura sanguinaria y perversa.


Queda a libertad del lector darle el significado al poema, decidir si se trata en verdad de un ser seductor que terminó siendo un monstruo o si ese “vampiro” no es sino la culpa por el gozo carnal desinteresado y sin amor, así mismo queda libre la interpretación de toda su obra, no obstante algo es certero: el poeta francés le dio sublimidad al horror de la decadencia de la vida, expresó con metáforas y alegorías sus miedos y decepciones para con ésta, misma que culminó el 31 de agosto de 1867, a sus 46 años.

Te recomendamos leer el poema mencionado además de los otros contenidos en “Las Flores del Mal”, para pasar un rato entre lo sórdido y la belleza de las palabras que hablan de blasfemias y mundicias de un poeta maldito.





Colaboración de Contratiempo MX y DJóvenes.

 
 
 

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