El papel de los Derechos Humanos en el contexto económico neoliberal
- Elba Regina Encinas López
- 20 oct 2015
- 6 Min. de lectura
Ante la violencia inusitada que se vive en México, es necesario replantearse como sociedad el papel de los derechos humanos durante las últimas dos décadas y preguntarnos por qué a pesar de la creación de vastos organismos de derechos humanos a lo largo del país, los derechos fundamentales siguen siendo negados y violados de manera sistemática.
Los derechos humanos obtienen sus principios filosóficos durante el siglo XVII y XVIII con el surgimiento del liberalismo político y el Estado-Nación. John Locke, es considerado uno de los principales impulsores de los derechos humanos, pues ya en 1680, cuando escribe los Dos tratados del gobierno civil, hablaba de los derechos naturales del hombre. En ambos tratados proponía ciertas premisas que serían retomadas más adelante para elaborar la Declaración de los Derechos del Hombre al terminar la Revolución Francesa. Posteriormente aquél documento también sería retomado para la creación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la cual se redactaría al finalizar la Segunda Guerra Mundial.
Lo que John Locke proponía era básicamente una serie de derechos innatos universales que marcaban obligaciones a cualquier ser humano. Asimismo, estos derechos naturales o leyes naturales se descubrirían a través del uso de la razón. Entre estas leyes naturales se encuentran el derecho a la vida, la libertad y la propiedad. Sin embargo, todas estas premisas encuentran sus principios filosóficos en las creencias cristianas, antropocéntricas y de carácter burgués por las que Locke se encontraba profundamente influenciado debido a su contexto geográfico e histórico.

No obstante, los derechos humanos de aquél contexto se “universalizaron” y se exportaron a todas las regiones del mundo por medio de las conquistas y las guerras por lo que al tiempo que se expandía el proyecto del Estado-Nación y con éste el capitalismo, también se difundían los derechos naturales del hombre. Por tanto, tal situación, invalidaba muchos de los diversos proyectos culturales que no eran compatibles con esos derechos de carácter eurocéntrico-capitalista.
Peor aún, actualmente los derechos humanos siguen basándose en las mismas premisas filosóficas, políticas y económicas de aquellos siglos. En ello radica una de las más importantes críticas a los mismos, en el sentido de que muchos de los derechos actualmente se ven impedidos por la prioridad que se la da al derecho de propiedad por encima de derechos más fundamentales y elementales, por ejemplo, el derecho a la salud, la alimentación o la educación. Lo mismo sucede con los derechos colectivos, los cuales a pesar de que han empezado recientemente a ser reconocidos, siguen siendo relegados a un segundo plano por ser, en muchas de las ocasiones, contradictorios a los derechos individuales, como por ejemplo, el derecho a la autodeterminación y autonomía de los pueblos que es constantemente vulnerado por el derecho a la propiedad privada.
En paralelo, la violación y falta de reconocimiento del gran abánico de derechos fundamentales se ha agudizado con la profundización de las políticas neoliberales en el mundo y con las actuales crisis económicas. Esto es debido a que el Estado-Nación desde la década de los noventa se ha convertido en un rector de la economía que vela por los intereses del capital trasnacional y no los de la sociedad en su conjunto. Por lo tanto, la propiedad privada, la libertad y el individualismo característicos del liberalismo se han potencializado durante la etapa neoliberal.

Un ejemplo representativo de lo anterior es México. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos anunciaba en su último informe que es el país latinoamericano que tiene más denuncias de violaciones a derechos humanos. Sin embargo, paradójicamente México es parte de 210 tratados internacionales en los que reconoce derechos humanos. Si contextualizamos el dato, se entiende el porqué de un México en donde desde el cambio de siglo, las políticas económicas neoliberales han traído, como consecuencia de una profunda liberalización económica, pobreza y más desigualdad.
Como resultado de la implementación de las medidas neoliberales, se han privatizado grandes sectores otrora estatales, pues estos se han vendido a inversionistas extranjeros. Lo mismo ha sucedido con la inmensa cantidad de tierras ricas en recursos naturales que se han privatizado para la súperexplotación y que han terminado por desplazar a la población indígena y campesina del país, orillándolos a vivir en las condiciones más indignas posibles, sin mencionar el impacto ecológico que todo esto conlleva.
En el mismo sentido, desde el 2006 y con la llegada de Felipe Calderón a la presidencia, México ha sufrido de una violencia sin precedentes desde que el ejército mexicano dejó de tener funciones estrictamente de seguridad nacional y comenzó a cumplir funciones de carácter policial que expusieron a tal institución a la corrupción que se desprende del narcotráfico y cuya consecuencia, radica, predominantemente, en la vulnerabilidad de la población ante la violación de los derechos humanos a cargo de dicha institución.
Así, es notable que ante tal contexto, y a pesar de que hay un auge en el surgimiento de organismos que pugnan por los derechos humanos, estos siguen siendo vulnerados sistemáticamente como nunca antes se había observado. Por ende, considero que los debates y las críticas en torno a los derechos humanos, se deben centrar esencialmente en cuestionar el papel actual del Estado mexicano, al ser éste el que viola los derechos humanos y el que en todo caso debería garantizar el cumplimiento de los mismos. Empero, también es imprescindible hacer una crítica al sistema económico actual, el cual se sostiene a través del Estado-nación.

En ese sentido, cuestionarnos la vigencia actual del sistema económico y criticarlo en todas sus vertientes permite, en consecuencia, replantearnos en la totalidad para qué sirven y qué son los derechos humanos, y asimismo preguntarnos cómo es que pueden construirse otro tipo de derechos colectivos que permitan al ser humano, no sólo cubrir sus necesidades materiales básicas, sino trascender más allá de éstas para la cimentación de sociedades realmente justas y equitativas.
Por lo tanto, es necesario entender que no alcanza con la vastedad de más organismos que velen por los derechos humanos, sino que es necesaria la construcción de otro tipo de derechos que se construyan a partir de una nueva forma de organización social, política y económica que vaya imbricada con las características culturales de cada sociedad. Es decir, la cuestión fundamental consiste en repensar los derechos humanos desde una perspectiva anticapitalista y de manera emancipatoria.
Ejemplos de una construcción alternativa sobre los derechos humanos, se encuentran en los ahora Estados Plurinacionales de Bolivia y Ecuador, a través del reconocimiento a la diversidad cultural y con la posibilidad de gestión e intervención económica de los pueblos indígenas y campesinos, que a largo plazo pueda derivar en una política económica plurinacional. Asimismo, en Ecuador se le han otorgado derechos a la naturaleza, privilegiando una visión biocéntrica que tenga en cuenta los límites naturales y que por lo tanto, posibilite la construcción de un sistema alternativo al capitalista. Es decir, se ha abandonado la visión antropocéntrica y eurocéntrica de la naturaleza y al contrario se ha optado por una visión latinoamericana propia de los pueblos que se encuentran en ambos países. Sin embargo, debe quedar claro que estas alternativas aún siguen en construcción, y aún ahora, los movimientos sociales de ambos países continúan en lucha por ampliar la participación y el reconocimiento a sus derechos.
Otro ejemplo de derechos alternativos es el que se construye de facto en la autonomía y fuera del Estado. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional, (EZLN) a partir del levantamiento armado en Chiapas, ha optado por una construcción alternativa de organización cultural, económica, política y social, debido a la falta de reconocimiento a sus derechos y sobre todo a la negación al derecho de autonomía por el Estado mexicano. Esto ha derivado a que sean los propios zapatistas en sus comunidades los que, a través del sentido común, han elaborado una serie de reconocimientos que se reflejan en todos sus ámbitos sociales. Así entonces, tenemos por ejemplo el surgimiento de La Ley Revolucionaria de Mujeres, ley que reivindica a la mujer indígena como sujeto dentro de su colectividad y por lo tanto, reconoce su participación y organización propia dentro de los caracoles en equidad con los hombres.

Finalmente, esta serie de derechos colectivos, de la naturaleza y plurinacionales, son ejemplos propios de cada comunidad, los cuales se han construido a través del sentido común de cada pueblo. Por lo tanto, es indispensable entender que cada colectividad está en la obligación de buscar una forma propia de organización social y de lucha en contra del todo el sistema capitalista en su conjunto, que a su vez pueda derivar en una construcción alternativa de derechos, no humanos, sino colectivos y de la naturaleza.
Fuentes:
Primera imagen retomada de: http://es.paperblog.com/
Segunda imagen retomada de: http://www.sdpnoticias.com/
Tercera imagen retomada de: http://cronicadesociales.org/
Cuarta imagen retomada de: http://www.puyalon.org/
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