11 octubre: A los 523 años de la resistencia
- Hernán Ricardo Murcia
- 20 oct 2015
- 1 Min. de lectura

Sí, es verdad que sí tiene amores, amores encarnados en mujeres,
Gustos que sobrepasan lo químico,
Gustos que penetran en un abrazo del alma,
En una caricia al corazón
Algunos vuelan como colibrí
Mientras otros se atrincheran
Aferrándose cual León a su presa…
Cual madre a su cría.
Es verdad, uno siente la inmortalidad que sólo el amor provoca
La inmortalidad de sentir su piel, sus labios… su sexo
Y se siente cómo cobra certeza la vida
Cómo esa cadena de afectos se templa como el acero.
Pero aún con todo y eso
Es verdad que un amor mucho más fuerte
Uno sempiterno, perpetuo e imperecedero
Es ese amor, muchacha encantadora, a los suyos,
A su nación, a sus gentes… a su pueblo
Ese amor que corroe las entrañas
Ese que hace latir el corazón con furia,
Con atracción apasionada
Ese que cuando despierta,
Se dispara en la distancia y el tiempo
Ese sin el cual uno se siente muerto, aun viviendo
Ese que, aun muriendo sigue vivo
Es ese amor hecho baile de dignidad y rebeldía
El que quiero regalarle
El que pretendo dejarle en mi ausencia
Para que transforme su vida… nuestras vidas
Que sea éste el que nos una
El que ni la muerte nos arrebate,
Aquel amor que extermine la pandemia del olvido
Que nos ligue al pasado en un futuro lleno de muy otros mundos
De muy otras sonrisas
Las otras luchas que continúan…
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