top of page

“Cabrón por una noche”

  • Sofía González
  • 9 oct 2015
  • 4 Min. de lectura

Una crónica de antros de Zona Rosa. Una noche de baile, karaoke y diversión.





“¿Por quién votan? ¿Manzanita o cabrón? ¿Cabrón o manzanita?” Entre los antros más frecuentados y famosos de Zona Rosa está Lollipop. Con un cover de 45 pesos cualquier persona mayor de edad con credencial de elector puede ingresar y disfrutar una noche de baile, karaoke y mucha diversión.


“Lollipop” es un antro gay ubicado en la calle de Amberes número 14, distribuyendo sus ambientes en tres plantas. En la baja, “El Burdelito”, es el karaoke del antro donde puedes interpretar canciones desde Amanda Miguel hasta los éxitos de Lady Gaga en un ambiente muy cabaretero. El primer piso está gobernado por un DJ que reproduce desde las 10pm música pop y electrónica. Finalmente, en el segundo piso está la terraza, que se abre a las 12pm y donde el ambiente es más relajado, acompañado por únicamente pop en español.


Yo recorrí los tres niveles, comenzando por la zona electro pop. Aquellas personas fresonas pueden sentirse en el paraíso y presumir sus mejores pasos en la tarima que está en medio del salón, a la cual pocos se atreven a subir, probablemente por no saber bailar o por miedo a caerse y fracturarse mínimo un tobillo, pues tiene 1 metro de altura.


El chico que a las 11pm decidió subir a bailar en el tubo de la tarima tenía aproximadamente 20 años, muy delgado, estatura media, piel blanca, cabello negro y barba de Robinson Crusoe. Estaba sudado, los pantalones se le caían. De pronto se quitó la camisa y comenzó a realizar movimientos “sexys” en el tubo, guiñándole el ojo a su novio, mientras este se agachaba y movía la cabeza. “¡Bájenlo bájenlo!” “Bajen a la borracha” “¡Mucha ropa, mucha ropa!” “Oye güey que asco, dile a tu güey que ya se baje de ahí, da pena” Gritaron varios hombres y mujeres que bailaban al ritmo de los Black Eyed Peas.


Después de un rato decidí bajar al Burdelito para cantar un par de canciones con los amigos. A pesar de estar dentro del antro, el pasar de un piso a otro es como entrar en lugares totalmente diferentes y en los cuales te vuelves presa de decenas de ojos al acecho. La anfitriona del Karaoke es un travesti: cabello rizado, rojo; corsé azul rey con líneas verticales negras, muy ajustado; minifalda negra que deja al descubierto su tanga negra; zapatillas azul rey con abertura en el dedo gordo; pestañas postizas con brillos y sombras azul turquesa, todo ello combinado con un labial azul eléctrico.




Mientras espero que de inicio la ronda de canciones, fui con mis acompañantes a la barra por unas bebidas, y nos encontramos con el famoso “Cuarto oscuro: donde todo puede suceder”. Esta en la parte trasera del karaoke, justo al lado de la barra, es el sitio exclusivo para personas que no resistan el calor de la noche y decidan entrar con algún o alguna acompañante y darse un buen desestreson. Se dice que las mujeres no pueden entrar, pero la verdad es que toda persona que acceda a Lolli, tiene derecho a disfrutar de los servicios que el cuarto oscuro puede ofrecer. La curiosidad es dominante, así que decidimos adentrarnos en él. Ante la decepción de encontrar el lugar vacío, pequeño, y asfixiante por el calor, salimos de ahí.


Regresamos al Burdelito, justo cuando la anfitriona daba inicio con la primera ronda del karaoke. Antes de comenzar cada ronda de 10 canciones, se acostumbra realizar un par de concursos donde el ganador obtiene un shot de tequila gratis. El primer concurso consistió en cantar una canción con la palabra que la anfitriona eligiera. “A ver, la palabra de la noche es: ¡caballo!” dijo la conductora e inmediatamente pasó al escenario una joven, para cantar su canción. Le dieron su shot.


Para el segundo concurso se solicitó la presencia de dos personas. Uno de ellos fue un hombre que tenía más o menos 30 años, con sobre peso, barba, peluca rizada de colores, jeans y una playera roja tan larga que le cubría el trasero. Fue apodado por nuestra anfitriona como: Manzanita. El segundo participante tenía 20 años, estatura baja, chamarra de piel café, botas vaqueras miel y actitud retadora, fue apodado: Cabrón.


“Pues manzanita y cabrón nos van a bailar, ¡el que baile mejor se gana el shot de tequila gratis! DJ ponme la música.” Así, comenzaron a bailar el Gangnam Style en un duelo a muerte. La versión electrónica original de esta canción, de repente comenzó a sonar como cumbia, después en salsa, para terminar nuevamente en electrónica. Ambos participantes se desconcertaron pero ninguno dejó de bailar, animados por los gritos y aplausos del público, llegaron al final de la pieza.



. “¡Ay mírenlos como se mueven! ¿Por quién votan: manzanita o cabrón? ¿Cabrón o manzanita?” dijo la anfitriona, mientras el público gritaba: ¡Cabrón, cabrón, cabrón! “A ver otra vez, ¿manzanita o cabrón?” volvió a decir, tomando de las manos a los participantes. “¡cabrón, cabrón, cabrón!” siguió gritando el público. Ante las democráticas votaciones, la anfitriona levantó la mano de Cabrón, declarándolo ganador de la batalla. Le dieron su shot de tequila y por fin comenzó la primera de tres rondas en el karaoke.


El resto de la noche se fue en cantar, bailar y reír en Lollipop. Por cierto, olvidé decir que ese Cabrón era yo.



Colaboración Contratiempo MX y DJóvenes.

 
 
 

Komentáre


sigue leyendo
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
  • Wix Facebook page
  • Wix Twitter page
bottom of page