Poesía en movimiento: Le Sang d’ un Poète.
- Isis Ordoñez
- 30 sept 2015
- 2 Min. de lectura
Avant-garde (Vanguardismo) es una palabra francesa que se utiliza para hablar sobre obras que rebasan los límites dentro de lo que las sociedades de finales del siglo XIX y principios del XX consideraban como “establecido”. Como tal el propio término es el que engloba a diversas corrientes de pensamiento social, cultural, artístico, político y literario, con especial énfasis en las artes, para contraponerse a las corrientes de pensamiento desarrolladas durante el siglo XIX.

Durante ese siglo (XIX) los avances en las ciencias y las tecnologías impulsaron una línea de pensamiento enfocada en el progreso económico y social que adoptó a la Ciencia como un bastión inagotable de progreso humano (Positivismo), sin embargo tras la Gran Guerra (1914-1918) esa línea de pensamiento comenzó a ser cuestionada: los artistas y pensadores dejaron de enfocarse en la aprehensión y exaltación de la realidad para abordar la perspectiva subjetiva de lo que les rodeaba (Vanguardismo).
El Vanguardismo englobó diversas corrientes, la apreciación de las inquietudes de la mente no podían encasillarse en un solo estilo estético y narrativo, mucho menos en un único acercamiento conceptualizado. De esta forma surgen diversas corrientes, desde el dadaísmo, el fauvismo y el futurismo en la pintura. En el cine el movimiento vanguardista también se vería influenciado por tales líneas de pensamiento.
El cine vanguardista es agresivo, critico de su momento social y de los parámetros estéticos del momento: lucha contra la narrativa lógica, contra ese desdén de una forma lineal de contar las cosas y de verlas. También se trata de un cine que juega con las formas; con los colores; los tonos; la música, toca el surrealismo, lo abstracto y coloca a los personajes dentro de tales expresiones.
Como ejemplo de lo anterior se puede hablar de una cinta de 1930 -estrenada hasta 1932 debido a rumores sobre un supuesto mensaje anti-cristiano, mismo que no se pudo confirmar- una película dividida en cuatro fragmentos, surrealista y que palpa la pureza poética con una fotografía por demás sublime: Le Sang d’ un Poète (La Sangre de un Poeta).

Se trata de una cinta compleja, con simbolismos que critican a la alta sociedad, agrupando imágenes que nos llevan desde un dibujo cuya boca comienza a moverse, pasando por una bailarina que se desliza por la pared hacia el techo de una habitación, hasta una estatua interpretada por la bella fotógrafa Elizabeth Lee Miller (1907-1977) que camina por la nieve sin dejar huella sobre ésta.
Con un presupuesto de un millón de francos el director Jean Cocteau (1889-1963) inicia lo que se conocería como The Orphic Trilogy, compuesta por Le Sang d’ un Poète, Orphée (1950) y que finaliza con Testament of Orpheus (1960).

Un cine que reta al espectador, que atrapa con sus evocaciones a la belleza subjetiva, a la muerte y su espectáculo y que, en su momento, trasgredió lo que se consideraba como correcto.
Una colaboración de ContratiempoMX y DJóvenes
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