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Buscando talento debajo de las piedras

  • contratiempomx
  • 3 feb 2015
  • 6 Min. de lectura

Adrianelly Hernández Vega

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Esta vez no pudo ir; no contó con el dinero suficiente. Ella tampoco llegó hasta las visorías, tenía una final de Olimpiada Nacional. Tienen 15, 16 o 17 años, pero su más grande anhelo es calzarse esa camiseta verde que las identifique como las mejores de México, con la que deslumbren a su pueblo, al equipo de los domingos, y sean el orgullo de la familia. Miles de niñas sueñan con estar en cualquiera de las categoría de Selección Nacional, pero no todas tienen la fortuna de, siquiera, ser vistas por algún “caza talentos”.

Las formas para encontrarlas

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Es interesante saber cómo detectan a las mejores futbolistas de México cuando no existe un circuito profesional en donde puedan mostrarse, pero sí cientos de ligas amateur en las que se exhibe calidad futbolística, sobre todo en la Liga Mayor Femenil (LMF) y en la Liga Mexicana de Futbol Femenil (Limeffe), las cuales no cuentan con el respaldo de la Federación Mexicana de Futbol (FMF).

Leonardo Cuéllar, director de Selecciones Femeniles, es el encargado de un proyecto que lleva más de 16 años. Apoyado por su hijo Christopher y por la ex seleccionada nacional, Mónica Vergara, el que fuera jugador de los Pumas ha conformado buenos equipos femeniles en todas sus categorías, pero no siempre ha incluido a las mejores exponentes del balompié nacional.

En diciembre de 2014 se realizó una histórica visoría para Selección Mayor, a la que acudieron jugadoras mayores a 19 años. Con ella, el técnico nacional mandó el aviso de que su cuadro elite no le convence del todo. Acudieron mujeres con diferentes características, la mayoría de mediana estatura y tez morena, algunas con excelente condición física y otras que no entrenaban desde contados ayeres.

El caos imperó en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de la FMF, los visores, agotados bajo el sol, prestaron poca atención a las aspirantes que, durante una media hora, disputaron un partido en el que no estaba segura su cercanía con el balón.

Los resultados: algunas pre-seleccionadas que tuvieron la oportunidad de entrenar con el selectivo mayor. Nada más.

Un mes después, en enero de este año, se anunció con bombo y platillo un par de visorías más, esta vez para las categorías Sub-20 y Sub-17. Con un poco de mejoría, las pruebas se tornaron más organizadas, pero el número de asistentes siguió rebasando las posibilidades de la Federación; por lo que, nuevamente, los visores se agotaron de ver a cientos de niñas persiguiendo una pelota. El saldo: decenas de pre-seleccionadas que viven con la ilusión de recibir el prometido correo que las llame a una tercera prueba…

Las aspirantes sueñan

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Le dicen 'La Chispa' y aparece en todas las fotos de equipo Centellas, su club. Es de Nicolás Romero, Estado de México, y tuvo que viajar un par de horas para llegar hasta los cuidadas canchas del CAR, cercanas a la salida a Cuernavaca. Alejandra Becerra confiesa que lleva 18 años esperando ser vista por los “caza talentos”; superó los primeros filtros en la visoría de Selección Mayor, pero, hasta ahora, no figura en las listas de Cuéllar. Acaba de ser campeona de la Primera División de Limeffe y debe estar festejando todavía, aunque el llamado al Tricolor Femenil no ha llegado. “Estoy muy contenta, si no me quedo, ni hablar, por lo menos no me quedé con las ganas; y si lo hago, a seguir trabajando (…) me da mucha emoción poder estar en la Selección, hacer realidad un sueño y ayudar al equipo con la experiencia que tengo”, dijo.

Michelle Fuentes juega para las Adelitas de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh), pero nació en Oaxaca. El futbol le dio la beca que hoy la tiene pateando pelotas en el norte de México. Pasó las primeras pruebas para Selección Mayor, pero tampoco está en las convocatorias recientes. “Todas las que estamos aquí es por algo y nos acoplamos bien, como equipo; (…) jugar en Selección sería un sueño cumplido, no sólo para mí, sino para todas las que quedemos, esto lo he buscado desde que tengo siete años, sería un orgullo para mí y mi familia”.

Angélica Vázquez Cisneros es un caso especial. Viste una camiseta blanca con el escudo de la Selección a la altura del corazón. “La de blanco para muy bien”, se escucha entre las futbolistas. Vázquez estuvo en el proceso de la Selección Sub-17 desde el 2013, aquella que calificó al Mundial de su categoría, Costa Rica 2014, pero al final quedó fuera; el 17 de enero acudió a las visorías Sub-20, con la esperanza de ser tomada en cuenta, por segunda ocasión. “Ella estuvo entrenando, concentrada dos meses y unas semanas antes de irse, le dijeron que no iba, lo que pasó fue que trajeron a otra portera que no se había parado por aquí”, confesó su madre, Maricarmen Cisneros.

La guardameta superó los dos primeros filtros y está en espera de la tercera llamada, con la ferviente ilusión que sus aptitudes sean valoradas, a pesar del trago amargo que la Selección Femenil le causó hace apenas unos meses. Ella no decae.

En la visoría Sub-17, Brisa Ortiz no sólo está jugando futbol, también festeja sus 15 años y es que, aunque los cumple hasta marzo, este fue el viaje que anheló desde los tres, cuando empezó a sentir afinidad por un balón. Originaria de Mérida, Yucatán, la volante derecho hizo el largo viaje hasta la capital mexicana junto a su madre, Wilma Joany Ravell Pech, quien gastó alrededor de 10 mil pesos entre boletos de avión, hospedaje, taxis y comidas, con tal de que su hija cumpliera su sueño. “No cuesta nada intentarlo, hay que dar todo, entrenar fuerte, prepararse en técnica y condición física (…) Es muy grato haber pasado los filtros, sobre todo desde donde vengo, es muy grato que mi mamá me ayude, además, esto fue mi regalo de 15 años, un partido”, dijo la casi quinceañera, mientras su madre agregó “es su vuelo, lo único que nos queda es dejarlas volar”.

Las deficiencias del sistema

El cuerpo técnico de Selección Nacional convocó a visorías “abiertas”. A ellas acudieron futbolistas de fin de semana, otras que llevan tiempo sin practicar futbol asociación y sólo se dedican al futbol siete o rápido; se pudieron ver aspirantes pasadas de peso, con poca o nula condición física, que recibieron de los visores un “no son el perfil que buscamos".

¿Cuál es ese perfil? Al parecer la respuesta se reduce a una “jugadora alta”, sin importar las capacidades técnicas, de acuerdo con los asistentes que compartieron su opinión. “No se quedó una de mis jugadoras, se llevó a todas, pero es bajita, al contrario, se quedaron dos de otro equipo, que la verdad son muy ‘troncas’, pero altas”, confesó un entrenador del estado de Morelos.

El hecho que las visorías fueron para todas aquellas que tuvieran la capacidad de llegar hasta la Ciudad de México para vivir la experiencia, relegó a aquellos talentos que por falta de recursos no pudieron hacer el viaje. Mientras en la Tercera División Profesional se realizan visorías en varios estados de la república (Puebla, Veracruz, Sonora, Jalisco…), y hasta cuadrangulares que permiten observar en su mejor versión a los futbolistas, pues están con su equipo, el cual les permite mostrarse, en la Femenil “Mahoma siempre va a la montaña”.

La Selección Nacional, el equipo que integra a las mejores del país, no siempre cumple con esta regla. Las campeonas del torneo amateur más grande del mundo, jugadoras de la plantilla de la Policía Federal Preventiva, no son requeridas por Leonardo Cuéllar: Lizbeth Ángeles, una delantera trepidante fue cortada de las listas del seleccionador mexicano justo antes de encarar el Pre-Mundial de Estados Unidos en 2013; por mencionar sólo un caso.

Cabe destacar a Manuela “Mely” Solís, medallista de plata con la Selección Mexicana Universitaria, en la Universiada Mundial de Kazán, Rusia, en 2013, quien no está entre las favoritas de Cuéllar; aun cuando acaba de anotar ocho de los nueve goles de su, hasta entonces, equipo (Diablitas UJED) en la fase nacional de la LMF; hecho que le valió ser contratada por el Club Deportivo Transportes Alcaine, del circuito profesional de España.

“En Selección Nacional sólo hay dos o tres de las que estuvimos en la Universiada Mundial, Charlyn Corral, Stephany Mayor, Anjuli Ladrón…, pero no se les da la oportunidad, son talento, tienen el potencial, incluso mejor que las que normalmente están ahí (…) yo nunca pensé en llegar hasta donde estoy (España), y es que lo máximo a lo que aspiras es Selección, pero ahí te quedas estancada, hay oportunidades más allá. He ido a probarme dos, tres veces, he estado concentrada, pero para mí fue pérdida de tiempo, porque demuestras lo que tienes, pero no te hablan, también hay muchas niñas que vienen de atrás y no se les da la oportunidad”, confesó “Mely” Solís en entrevista telefónica desde Zaragoza, España.

El proceso de selección de jugadoras con posibilidades para estar en los selectivos nacionales todavía presenta innumerables deficiencias, desde la poca búsqueda que se hace de ellas a lo largo del territorio nacional, hasta los parámetros que el cuerpo técnico mantiene a la hora de decretar si una futbolista tiene o no las habilidades para vestir la camiseta mexicana, pasando por el hecho que las últimas visorías se realizaron en fechas de competencias de Olimpiada Nacional, por lo que muchas de las mejores exponentes del balompié azteca no acudieron al llamado de Cuéllar por priorizar su participación en este torneo.

La elite del futbol femenil presenta más de una fuga.

 
 
 

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