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La Vela verde se enciende

  • contratiempomx
  • 19 nov 2014
  • 4 Min. de lectura

Juan Pedro Salazar

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La redonda recordó el tacto de aquella pierna zurda. Llegó mansa. Con el cariño de un niño que descubre el futbol, se dejó conducir; dos metros fuera de la media luna del área grande, salió disparada. Viajaba buscando anidarse en su lugar preferido: la red. Y cayó. Lo volteó a ver, sintiéndose feliz de reencontrarse con él. Era gol de México. Gol de Carlos Vela.

El gol es el mejor reencuentro que un futbolista puede tener con el juego y la afición. En las gradas del Amsterdam Arena, los mexicanos asistentes al partido gritaban y celebraban la anotación del jugador que tantas veces se había negado a vestir la camiseta tricolor. Los viejos rencores parecían olvidados.

Una herida abierta

México se enfrentaba al equipo que lo eliminó del pasado mundial: Holanda. Aquella tarde brasileña, Wesley Sneijder, Arjen Robben y Klaas Jan Huntelaar se convirtieron en los verdugos de un equipo tricolor que, en los últimos minutos del segundo tiempo, renunció al ataque y permitió que la naranja mecánica le diera la vuelta al marcador para dejarlos tendidos en la ronda de siempre: octavos de final.

La herida aún no cerraba, al aficionado mexicano aún le pesaba escuchar el nombre de Robben y ligarlo al penal que desató el final de la aventura mundialista. Por eso, a pesar de no ser la misma instancia, aficionados y medios veían el partido amistoso del pasado martes 12 de noviembre como una “mini revancha”.

El equipo comandado por Miguel Herrera salía al campo con una alineación basada en la juventud y la búsqueda de un recambio generacional y conformación de dos selecciones de cara a los compromisos del siguiente año. La defensa conformada para dicho partido jugaba por primera vez junta. Ante la lesión de Héctor Moreno, el peso de la retaguardia mexicana recaía en Paul Aguilar y Diego Reyes, mientras Osvaldo Alanís, Miguel Herrera Equihua y Adrián Aldrete tenían su primera aventura europea.

En el mediocampo, el técnico tricolor repetía la fórmula que tantos éxitos le dio en Brasil: José Juan Vázquez acompañaba a Héctor Herrera y Andrés Guardado; mientras la delantera lucía renovada al contar en sus filas con Javier Hernández y Carlos Vela.

Tras el silbatazo inicial, México presionó en todo el campo y logró dificultar el actuar tulipán. La recuperación del balón se daba en la primera línea rival y esto redituaría en el tanto tricolor. Al minuto 8”, Héctor Herrera conducía el balón en una diagonal hacia el centro; frente a él, Javier Hernández picaba rumbo al área para jalar marca. Con el espacio abierto, Herrera cedía el esférico a Vela para que éste disparara y anidara la pelota en las redes. México ganaba.

El tiempo estabilizó el partido y Holanda cerró el encuentro con peligrosidad. Las fallas de la delantera tulipán permitieron que los visitantes se fueran al descanso con el marcador a favor.

El segundo lapso comenzó con un equipo europeo volcado hacia el frente. México sufrió hasta que Sneijder tomó un rebote y en las afueras del área grande disparó antes de que el balón cayera al piso. La estirada de Guillermo Ochoa no sirvió y el tricolor veía cómo su ventaja se esfumaba. El empate había llegado.

Goles son amores

Holanda se apropió del dominio del partido. Copó los espacios de campo y metió a México en su primer cuarto de campo. El segundo gol tulipán se palpaba en el aire. Los fantasmas parecían regresar y amenazaban con hacer más honda la herida.

Sin embargo, el técnico tricolor tenía una respuesta. Del banco de suplentes era llamado Jesús Corona, jugador que en la actualidad milita en el Twente holandés. Su habilidad con el balón y rapidez en el campo parecían las armas perfectas para contrarrestar el dominio del local.

Corría el minuto 62 cuando Corona ingresó al campo, tomó el balón antes de la línea que divide la grama en dos y lo tendió a profundidad. La pelota viajó hasta encontrar la zurda de Vela, quien hizo una recepción dirigida y disparó con potencia. El portero holandés se lanzó para detener el envío, sin embargo, sólo pudo rozar el esférico y ver cómo éste se introducía, por segunda vez, en su marco. La ventaja se recuperaba. Los abucheos y las críticas vertidas contra Vela parecían diluirse para convertirse en elogios y aplausos. El reencuentro, tan esperado como deseado, no podría ser más perfecto.

Minutos después, al 68, Javier Hernández encararía y se quitaría al portero local para anotar el tercer gol mexicano. La alegría parecía total.

Holanda respondería con un disparo de Blind, rebotado en el brazo de Diego Reyes, que vencería a Guillermo Ochoa. La pizarra rezaba 2-3.

De verde luce

Tras tres años y siete meses de ausencia, Carlos Vela volvía a vestirse de verde. Las constantes negativas habían terminado tras la confirmación de que el delantero de la Real Sociedad asistiría a la “mini gira” europea.

Sin embargo, la duda sobre el porqué no había asistido en anteriores convocatorias (incluida la del mundial de Brasil), aún existe. Mientras el punto se aclara, la vela de Carlos se enciende de verde.

 
 
 

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