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Las cicatrices de la homofobia

  • contratiempomx
  • 18 nov 2014
  • 11 Min. de lectura

Carlos Eduardo Corral Valerio

Cuando tenía 13 años era como cualquier otra persona de mi edad. Buscaba divertirme con mis amigos, escapaba de mis tareas y me encantaba magnificar mis problemas todo el tiempo. Pensaba en el futuro, no tan seguido como ahora, pero lo hacía. Soñaba con sacar muchos dieces y terminar una carrera que me gustara, la idea de si redituaba o no vino después. Soñaba con tener mucho dinero y poder darle diversos lujos a mi familia. Soñaba con encontrar la felicidad.


Pero sobre todo, me encantaba pensar en cómo sería encontrar el amor, cómo sería encontrar a mi príncipe azul. Lo imaginaba muy guapo, que me quisiera mucho y que me demostrara lo que es sentir eso que todos buscan. Pensar en sentir su mano al caminar por la calle. Imaginar qué se sentiría recibir un abrazo protector. Idealizar el momento del primero beso, aquel que debía ser perfecto, superar al de las películas o al menos igualarlo. Nadie podía decirme nada malo, era como cualquiera a mi edad; aunque claro, había un pequeñísimo inconveniente: soy hombre, por lo que los “puto”, “joto”, “maricón” y otros tantos no podían faltar. Mis sueños debían ser silenciados si es que quería llegar a cumplirlos algún día.


No es nada fuera de lo normal que las personas homosexuales tengan que ocultarse y traten de aparentar ante diversos sectores de la sociedad. Finalmente, lo que resulta esencialmente alarmante es la misma cotidianidad de tener que esconderse por miedo a la manera en que algunos grupos de la población puedan reaccionar. Existe un miedo hacia la violencia física, pero en ocasiones, el temor es mucho más grande hacia las palabras.


Sin nombre


De acuerdo con datos de la Comisión Ciudadana Contra Crímenes de Odio por Homofobia, de 1995 a finales del año pasado fueron asesinadas 887 personas de la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Transgénero, Transexual, Travesti e Intersexual (LGBTTTI) en México.[1] Es necesario agregar que muchas otras reciben a diario agresiones de diversa índole, como es la discriminación en escuelas, hogares, trabajos, bullying, abusos, rechazos y otras tantas muestras que al final tienen como consecuencia un miedo irracional por decidir amar a alguien que comparte el mismo género que el propio.


Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno del Distrito Federal, aseguró que de acuerdo con la Encuesta sobre Discriminación en la capital del país, el mostrar tendencias hacia una orientación homosexual es la tercera causa más común de discriminación;[2] además de que entre los sectores afectados por la discriminación las lesbianas se hallan en el noveno y los gays en el segundo.[3]


La discriminación a personas por su preferencia sexual no es algo reciente, ni tampoco un aspecto que afecte en un sólo momento de la vida. Los insultos, las burlas y las bromas brotan desde la infancia y van floreciendo en diversos momentos de la vida de la comunidad LGBTTTI, hasta que finalmente dan como resultado frutos de inseguridad, de miedo, de apatía, de odio hacia los demás y hacia sí mismo. Más que verlo como la agresión a un grupo, hay que pensar también en las consecuencias que tienen los actos homofóbicos en cada persona de manera individual. La discriminación a la comunidad es como una biblioteca, que a su vez está formada de libros que cuentan historias independientes, pero no por eso menos importantes.


Víctor


A sus 19 años, Víctor es estudiante de la licenciatura en Derecho, pero su vida, como la de muchos, se complementa con diversos hobbies como es el caso de cantar, leer, actuar en teatro y jugar videojuegos. Sus grandes ojos, ataviados con ojeras universitarias, se mueven de un lado para otro, buscando qué actividades realizar por lo que incluso, a pesar de encontrarse en segundo semestre, ya está realizando parte de su servicio social.


¿Es homosexual? Sí ¿Le gusta que ese sea el aspecto primordial que defina su vida? No ¿Aún así es algo que lo ha definido? Sí y quizás no de la mejor manera. “Siempre me consideré como cualquier otra persona, sin nada fuera de lo común, pero a los 12 me percaté de que esto no era del todo cierto: Me sentía atraído por un compañero de la escuela y a los 13 fui capaz de aceptarme como homosexual”. A pesar de esto, las burlas escolares llegaron mucho tiempo antes.


“En la escuela me molestaban todo el tiempo, era burla tras burla, broma tras broma. En una ocasión se me rompió mi lapicera y en lo que mi familia juntaba para comprarme otra, se les hizo buena idea mandarme mis lápices en una bolsita de tela y en una discusión que tuve con un compañero se me ocurrió aventarle dicha bolsita. No lo hubiera hecho… A partir de ahí, todos los niños decían que yo aventaba mi bolsa para pelear, haciendo alusión a que sólo las mujeres lo hacen. Quizás la broma como tal no fue tan mala, pero la constante repetición de la misma una y otra vez me hizo pedir a mi familia más de una vez que me cambiaran de escuela; ya no quería seguir siendo el niño de la bolsita. La respuesta de mis padres fue ‘no les hagas caso, tú debes estar seguro de que eres <<hombrecito>>’”.


Las burlas por la bolsita terminaron al pasar unos meses, pero sólo por que otras más ingeniosas (o sólo más crueles) ocupaban su lugar, sin embargo, fue hasta la preparatoria que Víctor logró cambiarse de escuela. “Sabía que si seguía ahí no podría hacer buenas relaciones, después del cambio, todo empezó a mejorar”.


El gusto por el teatro, en especial por los musicales, le surgió cuando sus padres los llevaron a ver Víctor/Victoria, El violinista en el tejado y Los Miserables. Más tarde entró a un curso donde montarían diversos musicales, entre ellos Hairspray, el cual lo llevó a descubrir que más que un gusto, era una pasión. “Todos en mi casa estaban encantados con mi habilidad histriónica recién encontrada, menos mi hermana. Ella es tres años mayor que yo y tenía ideas religiosas muy arraigadas, por lo que pensaba que el teatro musical me iba a pervertir sexualmente, lo que no sabía es que yo ya había nacido ‘pervertido’. Con el tiempo lo fue aceptando de mejor manera”.


Actualmente, cuando a Víctor se le pregunta si las muestras de homofobia de las que ha sido víctima a lo largo de su vida lo han marcado de alguna manera, él responde rápidamente que sí, sólo que con el paso del tiempo aprendió a no darles mucha importancia. “Descubrí que las molestias por ser gay no paran, pero a todos los han molestado por un aspecto, por gordos, por flacos, por tontos, por listos. Sí, las burlas me definieron, ya que me mostraron que no importa lo que la gente piense de mí, siempre y cuando yo sepa quién soy y qué es lo que quiero”.


Manuel


Manu para los amigos, es un futuro licenciado en Ciencias de la Computación, o al menos eso espera. Con 20 años de edad se considera una persona bastante “normal” que gusta de programar y de ir al cine de vez en vez. Para él las cosas no fueron muy diferentes, las burlas también llegaron como una pala que dejó abierto un agujero en su interior, un agujero que no ha podido rellenar del todo.


“La primaria y la secundaria fueron las peores épocas de mi vida, las burlas de mis compañeros me molestaban bastante, pero lo peor de todo era la actitud de los maestros hacia estas burlas. Recuerdo que en tercero de primaria tenía un maestro que me decía que debía jugar futbol, jugar más con mis compañeros y llevarme más pesado con ellos, porque me veía muy ‘delicadito’… jamás se lo conté a nadie por miedo a lo que me pudieran decir”.


Las burlas hacia Manu continuaron hasta la preparatoria, donde su principal escapatoria de tales fue aceptar ante todos que era homosexual. “Yo no quería decir que era gay por temor a lo que me fueran hacer o a decir, pero pensé que si las burlas ya estaban, nada perdía con intentar ser feliz sin ocultarme y así fue. Algunas burlas continuaron, pero también muchas otras se esfumaron. Lo mejor de todo fue, que por primera vez me sentía libre y sentía maravilloso ser yo”.


Si fue difícil aceptarlo en su escuela, el paso más complicado estaba aún por llegar; Manu decidió contarle a su madre. “Fue muy complicado, porque además ni siquiera fue planeado. Estábamos discutiendo por una tontería y la conversación comenzó a subir de tono, finalmente me cuestionó si me gustaban los hombres y yo sólo pude responderle que sí. En un principio me dijo que cómo podía hacerle eso, que quién me creía, pero con el pasar del tiempo las cosas han ido mejorando. No puedo decir que lo ha aceptado, pero al menos ya no se muestra intolerante, aunque aún espero con ansias el día en que podamos hablar abiertamente del tema”.


Emiliano


“Billy Elliot es mi película favorita por mucho. Me gusta desde que estaba chiquito y creo que es porque estoy de acuerdo en que si amas algo no es correcto ocultarlo y que debes hacer todo por conseguirlo. Aunque también creo que se debe a que el protagonista está muy guapo” dice Emiliano, estudiante veinteañero de Arquitectura, quien se considera fanático del cine, de las pinturas y de las obras de teatro.


“Mi historia es un poco rara. Yo antes no me consideraba gay, no me gustaba ninguna niña, pero jamás me había sentido atraído por un hombre, o quizás sólo no me dejaba atraer por ninguno, hasta que en mi último año de prepa todo cambió y conocí al hombre que me hizo darme cuenta quien soy realmente.” Por lo mismo, Emiliano no recibió muestras de homofobia y aunque en la escuela cuenta lo llegaron a molestar, nunca fue por sus inclinaciones sexuales, que ni él conocía.


En el caso de su familia, nadie lo sabe de manera directa. “Nunca les he dicho como tal ‘oigan, ¿qué creen? Soy gay’, pero es algo como que todos saben pero que no mencionan. Mi mamá a veces me hace comentarios de ‘ese chico es guapo ¿no?’ o cosas por el estilo, pero mientras no me pregunte directamente, yo no le diré nada. No me avergüenzo de ser gay, pero tampoco me gusta presumirlo como un logro o una etiqueta. Sí soy gay, pero también soy mitad alemán, también sé dibujar, también me gusta el cine y también me gusta ir de fiesta; no lo veo como algo extraordinario”.


Emiliano es la muestra perfecta de que la vida más plena es aquella donde nadie te reprocha por quien eres y donde te aceptas como tal sin reprocharte tú tampoco.


Osvaldo


A sus 19 años, con la prepa recién terminada y una ingeniería geológica esperándole en unos meses, se considera a sí mismo como bisexual. Si bien, no ha sido víctima de comentarios homofóbicos en la escuela, a Osvaldo lo que realmente lo marcó fue la reacción de su familia al enterarse de que no sólo le gustaban las chicas. “Decidí contarles porque había comenzado una relación, la que tengo con mi actual novio, y la verdad es que sabía que si alguien me veía con él y les iba con el chisme me iba a ir peor, así que decidí encararlos. Al principio nadie me dijo nada, pero pasando los días los comentarios hirientes comenzaron a llegar; el peor fue cuando mi papá me dijo ‘preferiría ver que eres un delincuente, narco, que te mueras de hambre o lo que sea, menos esto’. Le respondí que entonces esperara verme en la cárcel en cualquier momento si es lo que en realidad quería, porque yo no podía dejar de ser quien era, después de eso no volvió mencionarlo y nuestra relación comenzó a mejorar con el paso de los meses”.


Actualmente Osvaldo está por cumplir 5 meses con su novio, se muestra despreocupado ante lo que la sociedad pueda pensar y sólo es capaz de sonreír cuando piensa en él. “Estoy consciente de que existen las burlas y la discriminación. En la calle cuando voy de la mano con él, sí nos han llegado a gritar cosas, pero realmente no es algo que me dé miedo, al contrario, hace que me den más ganas de mostrar quien soy; para que vean que somos una pareja como cualquier otra”.


Osvaldo es de la idea de que no hay nada mejor que disfrutar los pequeños detalles de la vida: salir a pasear, escuchar música a todo volumen y cantar a todo pulmón. Si esos momentos los puede compartir con su novio, para él no hay nada mejor.


Todos


Para bien o para mal, la homofobia es un elemento que ha marcado la vida de muchos mexicanos, algunos la usan como pretexto para ocultarse, mientras que otros la toman como el combustible necesario para salir a mostrarse en sociedad. Todos los testimonios presentados son de personas muy diferentes entre sí, pero todas comparten una cosa en común, no toleran la homofobia. Para la Real Academia Española de la Lengua, la homofobia es la aversión obsesiva hacia persona homosexuales y puede presentarse en diversas formas y tamaños.


Actualmente el gobierno capitalino, aunque en mayor parte lo propios ciudadanos, está llevando a cabo una serie de acciones para contrarrestar este tipo de discriminación. Ya sea que se trate de un aspecto para ganar simpatizantes electorales o en realidad una muestra de solidaridad ante los grupos más marginados, es un hecho que la sociedad mexicana trata de dar un salto cuantitativo muy importante hacia la aceptación de las diversas manifestaciones de preferencias sexuales, aunque muchas veces ésta no sea más que un disfraz de simple tolerancia.


El 17 de de mayo se celebró el Día de la Lucha Contra la Homofobia (instituido por la Organización de las Naciones Unidas en 1990, misma fecha en que la homosexualidad dejó de ser vista como una enfermedad mental por la Organización Mundial de la Salud[4]) y la capital se “pintó de colores” para demostrar que debe respetarse la pluralidad de idea y de gusto. Se llevaron a cabo marchas, conciertos, rodadas en bicicleta y demás actividades para fomentar el respeto a la diversidad[5]. Al margen de estas celebraciones, el jefe de gobierno, Miguel Ángel

Mancera aseguró que enviaría una iniciativa ley a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en la que se propone penalizar y sancionar a quienes manifiesten conductas u actos de discriminación hacia cualquier persona considerada dentro de la comunidad LGBTTTI, al tiempo que se incluirán sanciones en la ley de Cultura Cívica del DF para quienes presenten “inclinaciones” homofóbicas.[6]


Con acciones que van desde evitar que en las tribunas futboleras se grite “puto”[7], hasta leyes que respalden los derechos y salvaguarden la seguridad de los homosexuales, queda en claro que el deseo de cambiar la realidad de muchos mexicanos está latente y busca hacerse más fuerte día con día. Se busca que disminuya el miedo, se busca que se acaben las burlas, se busca que aumente la aceptación, se busca igualdad ya no sólo de género, sino también de preferencias sexuales, porque muchos están de acuerdo que no es delito enamorarse de alguien, o buscar un príncipe azul, porque el amor entre príncipes no es nada de qué avergonzarse.


Fuentes:


-Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (2001), 22° edición, versión digital disponible en: http://lema.rae.es/drae/?val=homofobia

-Entrevista con Emiliano, alumno de arquitectura.

-Entrevista con Manuel, estudiante de Ciencias de la Computación.

-Entrevista con Osvaldo, egresado de preparatoria.

-Entrevista con Víctor, estudiante de derecho.

-Hernández, Sara, “Impulsa MAM ley contra homofobia”, El Universal, Metrópoli, 18/05/14, Disponible en: http://www.eluniversal.com.mx/ciudad-metropoli/2014/impreso/impulsa-mam-ley-contra-homofobia-123429.html

- Hernández, Sara, “Mancera: Sanción a quien discrimine a homosexuales”, El Universal, Metrópoli, 17/05/14, Disponible en: http://www.eluniversal.com.mx/ciudad-metropoli/2014/sancionaran-discriminacion-contra-comunidad-homosexual-1011071.html

-Morales, Héctor, “Piden gritar ‘tuzos y no pu… a aquero rival”, El Universal, Deportes, 17/05/14, Disponible en: http://www.eluniversal.com.mx/deportes/2014/tuzo-homofobia-campana-arquero-rival-puto-1011138.html

-Romero, Gabriela. “Advierte Mancera sanciones a quien discrimine a la comunidad lésbico-gay”. La Jornada, 17/05/14, Disponible en aplicación móvil.

-S/a. “Marchan en Chile, Honduras y El Salvador contra la homofobia”. La Jornada, 17/05/14, Disponible en aplicación móvil.

-S/a, “Realizan rodada y festival en contra de la homofobia”, El Universal, Metrópoli, 187/05/14, Disponible en: http://www.eluniversal.com.mx/ciudad-metropoli/2014/realizan-rodada-y-festival-en-contra-de-la-homofobia-1011077.html

-Warkentin, Gabriela, “Porque odiarte no es buen negocio”, El Universal, Opinión, 18/05/14, Disponible en: http://www.eluniversalmas.com.mx/ editoriales/2014/05/70308.php




Referencias en el texto


[1] Warkentin, Gabriela, “Porque odiarte no es buen negocio”, El Universal.


[2] Hernández, Sara, “Mancera: Sanción a quien discrimine a homosexuales”, El Universal


[3] Hernández, Sara, “Impulsa MAM ley contra homofobia”, El Universal.


[4] Warkentin, Gabriela, “Porque odiarte no es buen negocio”, El Universal.


[5] S/a, “Realizan rodada y festival en contra de la homofobia”, El Universal.


[6] Romero, Gabriela. “Advierte Mancera sanciones a quien discrimine a la comunidad lésbico-gay”. La Jornada.


[7] Morales, Héctor, “Piden gritar ‘tuzos y no pu… a aquero rival”, El Universal.

 
 
 

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