La dictadura perfecta: reír no es opción
- contratiempomx
- 25 oct 2014
- 2 Min. de lectura
Emanuel Granados O

En México, tenemos una “sana” tradición, reírnos de nosotros mismos. Sí, reírnos de lo que nos pasa, de nuestros errores, de nuestras desgracias, reírnos de todo aquello que en su momento nos aqueja, nos molesta. Y es esta tradición, lo que nos ha salvado -al menos en la mayoría de quien la lleva a cabo- de vivir desgraciados o amargados.
La Dictadura Perfecta narra la historia de Carmelo Vargas (Damián Alcázar), un aspirante a la silla presidencial y actual gobernador de Sonora, que por azares del destino le tocó la mala suerte de formar parte de “la caja china” del gobierno del actual presidente y que necesita salir de un escándalo.
Entre el escándalo publicado por el noticiario más visto, en horario estelar, por el público mexicano y el paquete de manejo de imagen para políticos por parte de la televisora más grande, surgen una serie de eventos que el noticiario y los que lo crean, irán contando las aventuras del Licenciado Carmelo. ¿Le parece familiar?
¿Cuántas veces no ha sido espectador de noticias rojas, de acribillados, guerras entre narcos, desaparecidos, secuestros, intervención mediática para aligerar la justicia, escándalos políticos, presidentes intentando hablar inglés y vendimia de mano de obra sobre valorada? ¿Muchas?
¿Cuántas veces no se ha hastiado de la violencia, la corrupción, las pocas soluciones a problemas nacionales, implementaciones de estrategias económicas que encarecen la canasta básica, compra de votos y maquillaje de noticias, entre muchas cosas más? Si lo ha hecho es porque no se ha asomado a la óptica de Luis Estrada.
La Dictadura Perfecta tiene para usted un momento de risa que lo hará cómplice de los hechos citados en el film, ya que con el avanzar de la cinta uno ya no sabe si ríe por lo increíble que parece todo o lo real que es. “… y es que, ¿qué le podemos hacer joven? ¿Reír o llorar?” así dijo una vez un vendedor del metro cuando lo sacaban los de la PBI riendo; y así salieron muchos de la sala terminada la película.
Efectivamente, la historia escrita por Luis Estrada y Juan Sampietro es una crítica del acontecer mexicano. La fotografía es excelente, cada cuadro que la película tiene para usted está cargado con el simbolismo adecuado. Las actuaciones están efectuadas con el tono que la satírica historia necesita. Todo lo sin sentido que se muestra es argumentado por el sentido de la realidad en que vivimos y en cómo se nos muestra a través de los medios.
La Dictadura Perfecta, otra película de Luis Estrada que nadie quiere perderse.
Nota: ¿Existe algún pero? Juzgue usted mismo la película, aunque a título personal puedo decir que me queda una duda que me gustaría que Luis Estrada me contestara: ¿Los efectos especiales, evidentemente generados en una Mac, son intencionados o el presupuesto no daba para más? Quiero creer que son intencionalmente de esa calidad.
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