La Bala de: Dra. Tania Arroyo
- contratiempomx
- 24 oct 2014
- 2 Min. de lectura
“Los ciudadanos hemos sido constantemente abusados en nuestro derecho al libre tránsito”, éste es el argumento constantemente esgrimido por aquellos que se oponen a las multitudinarias manifestaciones de las que todo el territorio nacional ha sido testigo en los últimos días, en especial la Ciudad de México y el estado de Guerrero.
Si bien es cierto, esta discusión puede fácilmente enfrascarse en el debate sobre el ejercicio de derechos dentro de un sistema político que se precie de ser democrático y, en ese sentido, se podría argumentar que en una democracia se encuentra también garantizado el derecho a la libre manifestación, sin embargo, me parece que la situación que hoy enfrenta nuestro país, debe llevar esta reflexión mucho más allá de este superficial debate y, por tanto, habría que comenzar advirtiendo las razones que han obligado a la gente a salir a las calles y a apropiarse del espacio público.
Y es que la desaparición de 43 estudiantes normalistas no es cosa menor, sea quien fuere el responsable, gobierno o crimen organizado, a todo mexicano debería indignar que ninguno de los poderes públicos, en sus distintos niveles, hasta el momento haya podido brindar una solución pronta y expedita frente a esta situación, quizás en lugar de denunciar la falta de creatividad sobre las formas mediante las que se ha decidido demandar al gobierno una respuesta adecuada, deberíamos estar molestos con la falta de creatividad que ha tenido el gobierno para resolver ésta crisis de violencia que se ha venido experimentando en el país desde hace ya varios sexenios.
Ahora bien, en relación a las marchas que han sido protagonizadas por el estudiantado del Instituto Politécnico Nacional, habría que recordar que la reivindicación de la educación pública, gratuita y de calidad que demanda este movimiento tampoco es cosa menor, pues es justo en la educación en donde radica la solución a una multiplicidad de problemas sociales y económicos que enfrenta nuestro país desde hace no pocos años.
En ambos casos y, en particular, en relación a las marchas y manifestaciones, si aún al día de hoy hemos sido incapaces de solidarizarnos con las causas que éstas defienden, al menos deberíamos ser capaces de mantenernos informados sobre las rutas que éstas seguirán para así evitar ser violentados en nuestro “derecho al libre tránsito”, esto debido a que otros ciudadanos responsables han decidido expresarse para garantizarnos a todos derechos mucho más fundamentales, mucho menos individuales y mucho más colectivos, tales como el derecho a la vida, a una vida digna y libre de violencia, comprendiendo ambas dimensiones, por supuesto, el derecho al libre tránsito.

Tania Arroyo Ramírez es Doctora en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Ha colaborado en publicaciones como Polis y la Revista Autónoma de Comunicación, además de haber impartido cátedra en la FCPyS-UNAM.
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