Sobre el periodismo feminicida: el caso Emeequis
- contratiempomx
- 20 oct 2014
- 4 Min. de lectura
Por: Amelia Arrguín Prado
Es necesaria una formación y capacitación de periodistas en perspectiva de género feminista.

Hace unos días una revista de cierto prestigio realizó lo que hace todos los días, publicar textos respetables y buenos; sin embargo, como sus estándares editoriales son mínimos y nada sensibles con los derechos humanos, no se percataron de que cometieron un gravísimo error. El 23 de septiembre de 2014, fue publicado en la revista Emeequis, bajo la dirección de Ignacio Rodríguez Reyna, un reportaje de Alejandro Sánchez González con el título “El joven que tocaba el piano (y descuartizó a su novia)”. Un artículo, clasista y misógino, (supuestamente) acerca del feminicidio de Sandra Camacho. No obstante, ella no tiene voz alguna sino que el texto por completo habla a favor y justifica el asesinato cometido por Javier Méndez Ovalle, convirtiendo ese reportaje en una llana apología feminicida.
Su autor Alejandro Sánchez González, un periodista destacado y nominado para recibir el premio de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. Durante las páginas de ese artículo el periodista se dedica a silenciar a la víctima y a responsabilizarla de su muerte, desde una posición clasista al recalcar una y otra vez la condición socioeconómica de Camacho, y la deshumaniza al nombrarla como “un cuerpo sin vida”. Sobre el feminicida enuncia solo elogios y disculpas: no quiso hacerlo, ella lo provocó, él era un genio con un futuro brillante que ella destruyó.
Sánchez se disculpa ahora, argumenta que cometió un error, que no fue su intención despreciar a Sandra (https://www.facebook.com/alex.sanchez.75641/posts/10152774432547446?notif_t=like)b . Lo hace después de una gran movilización feminista que reclamaba el retiro de esa publicación, la disculpa pública de tal periodista y de la revista en favor de la víctima deshumanizada y su familia. Y Emeequis publica (sin autorización como refiere la autora en su cuenta de FB) un artículo de una activista feminista que hace una crítica certera y pone las piezas en su lugar: la víctima como víctima y al asesino como feminicida: “un hijo sano del patriarcado” ("La Joven que no sabía tocar el piano y fue asesinada por un feminicida" por Dahlia De La Cerda http://www.la-critica.org/opinion/la-joven-que-no-sabia-tocar-el-piano-y-fue-asesinada-por-un-feminicida/).
La publicación del texto de Sánchez González y las acciones de Emeequis, son agua corriente. Por eso, es que el objetivo de este texto es hacer hincapié en la responsabilidad de los medios de comunicación y de lxs periodistas para erradicar la violencia de género en contra de las mujeres. Ante esta situación es de vital importancia reflexionar sobre las responsabilidades de los medios de comunicación como instituciones sociales capaces de crear o fortalecer imaginarios sociales. Y en particular, reflexionar de qué forma los medios de comunicación originan, promueven y perpetúan la violencia contra las mujeres.
Desde el Derecho Internacional, en particular dos Convenciones signadas por México, tratados surgidos de la lucha feminista, se exhorta a los medios (y todas las personas involucradas) a trabajar a favor de la erradicación de la violencia contra las mujeres:
Los medios deben “elaborar directrices adecuadas de difusión que contribuyan a erradicar la violencia contra la mujer en todas sus formas y a realzar el respeto a la dignidad de la[s] mujer[es]” (Inciso G, Convención de Belem do Pará, 1995).
“Despertar la conciencia acerca de la responsabilidad de los medios de comunicación de promover imágenes no estereotipadas de mujeres y hombres y de eliminar los patrones de conducta generadores de violencia que en ellos se presentan, así como alentar a los responsables del contenido del material que se difunde a que establezcan directrices y códigos de conducta profesionales; y despertar también la conciencia sobre la importante función de los medios de información en lo tocante a informar y educar a la población acerca de las causas y los efectos de la violencia contra la mujer y a estimular el debate público sobre el tema.” (Inciso J, punto 125, Objetivo Estratégico D.1, Plataforma de Acción Beijing, 1995)
De esta forma, es completamente exigible que las industrias mediáticas del país elaboren un programa de capacitación y sensibilización en materia de derechos humanos de las mujeres: principalmente, sobre el tratamiento que debe hacerse del tema de las violencias contra las mujeres. Así como, la elaboración y ejecución de directrices editoriales para la redacción y publicación de textos certeros que contribuyan a la creación de un mundo donde el respeto a las mujeres sea la norma y no la excepción. Además, me permito dirigir una exhortación a Contratiempo Revista para llevar a cabo todas las acciones posibles que les permitan atender estos requerimientos.
Al mismo tiempo, hago una invitación abierta a todxs lxs estudiantes de Comunicación (con múltiples nombres) de México a movilizarse, y sumarse a las iniciativas (si ya existen), para que en sus escuelas y facultades el feminismo no sea una opción. Para que los planes de estudio sean transversalizados con la perspectiva de género feminista, y la materia Género y Comunicación sea una realidad. Principalmente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Por tanto, no significa impartir un taller de lenguaje no sexista. La complejidad del asunto demanda la transformación de mentalidades por medio del estudio de los aportes de la teoría feminista en el eje de los derechos humanos. Esto con el principal objetivo de que los medios, en vez de perpetuar un clima de hostilidad en contra de las mujeres, sumen a la lucha para garantizar a éstas una vida plena y libre de violencia.
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