Desidealizándote
- contratiempomx
- 18 ago 2014
- 3 Min. de lectura
-¿Cómo estás? Me he abstenido de sentir tu levedad, mirarte caminar hacia mí, contarte mis deseos, logros, tristezas, complicaciones...
Itzel Lugo

Quisiera estar donde está él, y el único ámbito en el que me consta que coincidiríamos es el pasado, el no ser y sin embargo haber sido. Él ya es pasado y yo en cambio soy aún presente. Si fuera pasado, al menos me igualaría con él en eso, algo es algo, y no estaría en condiciones de echarlo de menos ni de recordarlo.
- Javier Marías
-¿Cómo estás? Me he abstenido de sentir tu levedad, mirarte caminar hacia mí, contarte mis deseos, logros, tristezas, complicaciones, descubrimientos y experiencias. Movimiento, se había abstenido de escuchar referencia alguna de él. - ¡Vaya! Qué convicción la tuya. Mientras siento tristeza, empiezo a comprender así como aceptar que preferiste seguir contigo a costa de continuar en la indefinición de nuestra relación, pensaba ella. Sin embargo, una ligera, pero consiste oleada de tranquilidad la acariciaba cual viento que toca las hojas de los árboles.
Traía a su presente el día en que se gritó, ¡alto! - ¿Cómo lo lograste?, cuestionó su parte pasional al recordar las veces en que se resistió a sentir el fin. - Agarrándome de mí y soltándome de él, le respondió. A su mente llegó el día en que todo finalizó, como eco escuchó la pregunta de él: “¿...qué estás esperando?”. -¡Puta!, su parte racional exclamó. Ella, siempre tan lúcida, “segura de sí”, de pronto se mostraba imperfecta, humana y desidealizada.
-¿Qué espero, qué he estado esperando?, se reprochó en ese momento. No le quedó más que confrontar su contradicción, mientras le decía a su ego "detente", se sentía vulnerable. –Alto. No deseo pasar más años de mi juventud a la disposición del control ni de ti. Quiero soltarme, arriesgarme. Y ahora, meses después confirmaba el dolor como cortesía del recuerdo inevitable y necio. Después de todo, la alentaba la ausencia y la falta, al repetirse de modo continúo. -¿Duele? ¡Claro que duele! Si no, no sería vida
Revalidaba: al igual que las cosas, el despeje y la claridad, no se originan de un día a otro, las ansias le pueden ganar a uno hasta el punto de pensar en la posibilidad de “llamar para colgar” por el sólo hecho de querer “escuchar su voz”. Con la ligera ilusión de presenciar un "quizá" en la posibilidad de que él pudiera identificar a una en el silencio, sin pronunciar nombres. Y al mismo tiempo, disimulando la esperanza de volver a sentir la emoción despertada y creada cuando creía caminar juntos, hacia el mismo horizonte.
“No eres tú, soy yo”
Sí, fugas de delirio, romanticismo e idealización transitaban en Movimiento. Su necesidad de un equilibrio, de una compensación. Claro que lo valoraba, quería y deseaba… Sin embargo, “sentirpensaba” que era “mejor así”. Aceptar que cada vez coincidían menos. Luego de tantos enredos y pérdidas, les costaba confiar el uno en el otro, porque se habían lastimado, que aunque –al final, cada uno comenzó a hacerse cargo de lo suyo-, siguieron arrastrando heridas, las cuales necesitaban sanar en el tiempo, cada uno en su espacio y a su propio ritmo.
-Aun así, me pregunto qué has hecho. ¿Me has extrañado? Ha sido interesante vivirte en la ausencia, valorarte en los recuerdos, sentirte en este duelo que de vez en vez, suele oprimir las lágrimas. Te he echado de menos, como prueba, he guardado varios minutos de mis noches en tu sonrisa, ojos, generosidad y sencillez. No sabes las ganas despertadas en mí de encontrarte en los planes de la casualidad cuando camino por los pastos pisados alguna vez por ambos, se decía Movimiento.
Tenía más de un año que abandonaron el noviazgo. Después, a pesar de seguir con su vínculo sin ser amigos ni novios, gradualmente dejaron de mirarse, hasta que ella decidió terminar definitivamente. Con él –se dio cuenta- le era imposible andar a “medias tintas”. Escribirle le resultaba el aliciente de seguir a pesar de la caída y sobre todo, le era el antídoto para respetarse, se había prometido no buscarlo, escucharse. Sabía que jamás leería sus palabras, aún así continuaba…
-De ahí que una relación sea más que un lapso de tiempo convenido bajo etiquetas…/ De ahí, que tu des idealización se quede en aquel lugar que fuiste ocupando en mí/ De ahí, que no busque sustituirte, sino conservarte y despejar tu lugar, no para continuar en la espera, sino para dejarte en el realismo de la vida cuyos ciclos iniciales y finales están presentes de modo inevitable cuan estaciones del año/ De ahí que no niegue que aún te quiero porque fuiste y eres una bella “casualidad” en vida. Hoy tú, mañana no lo sé.
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